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Quien tenga niños pequeños sabe que a menudo se quejan de aburrirse. Como señalamos en artículos anteriores de Saludteca, aún seguimos compartiendo un miedo irrefrenable a sentirnos aburridos. Es una emoción indeseada, que nos activa las ganas de hacer cosas, que nos hagan evadirla, pero ¿estamos acertando al relacionarnos de esta manera con el aburrimiento?
El aburrimiento durante la infancia, en esta línea, es visto como un hándicap por muchos adultos, que acompañan a niños durante sus primeras fases vitales. Al no entender cuáles pueden ser las causas y consecuencias de estas emociones, en ocasiones podemos sentirnos perdidos respecto a cómo gestionarlas. A continuación, se propondrán algunas claves para hacer del aburrimiento infantil una oportunidad para el crecimiento psicológico de los niños que nos rodeen.
Niños pequeños, el aburrimiento como emoción
Aunque cueste creerlo, el aburrimiento es una emoción que se ha mantenido en las personas durante el proceso evolutivo, porque tiene un sentido. Al igual que ocurre con otras emociones “desagradables”, como la tristeza o la ira, al sentirlas intentamos huir o atenuar la fuente que las genera. Las negamos en rotundo. Pero como bien mostraba la película Inside Out, es que todas las emociones tienen su espacio, función y debemos aprender a verlas como algo positivo.
De esta manera, el aburrimiento funciona como una alarma que nos impulsa a hacer cosas nuevas. Sin esta señal, jamás tendríamos un impulso hacia la innovación, por lo que nos mantendríamos estancados ante situaciones psicológicamente poco positivas. El aburrimiento de los niños también, es por tanto, el paso previo a la creación de nuevos horizontes. ¿Hubiera experimentado la humanidad avances tan importantes sin el aburrimiento que impulsó la creación de ideas novedosas?
Niños pequeños ¿Cómo actuar ante el aburrimiento?
Entender el potencial que tiene el aburrimiento en las personas, y concretamente en los niños, debe marcar cómo actuar cuando los más pequeños expresen sentirse así. El aburrimiento en sí no es beneficioso, sino que depende del partido que saquemos a esta emoción durante la infancia.
Para potenciar los beneficios del aburrimiento de los niños debemos evitar reaccionar:
- Ignorando esta emoción. Si como adultos optamos reiteradamente por no prestar atención a esta señal, podríamos producir efectos negativos en el desarrollo infantil. Podríamos estar transmitiendo de forma errónea el mensaje de que no nos importan los sentimientos de nuestros pequeños, lo que podría producir carencias afectivas.
- Sobreestimulando a los niños. Otros adultos optan por la opción contraria: buscar apresuradamente opciones con las que los niños puedan huir rápido de esta emoción. Esta actitud también podría resultar en consecuencias negativas, ya que creamos un vínculo de dependencia y sobreprotección. Los niños no podrán desarrollar ideas de forma autónoma si impedimos que estos procesos ocurran con nuestra proactividad.
Para tratar de evitar este tipo de conductas, debemos apuntar a una actitud proactiva en lugar de reactiva. Una idea para fomentar la proactividad en nuestro manejo del aburrimiento infantil, es la creación de una lista de actividades o retos a medio plazo. El proceso de su elaboración puede ser una oportunidad para explorar las potencialidades, intereses e inquietudes de los niños. A través de esta lista, de la que también es responsable el niño, se dan ejercicios estimulantes sobre los que elegir en momentos de aburrimiento. Muy importante: ¡la valoración de la última decisión siempre dependerá de él o ella!
Principales beneficios del aburrimiento durante la infancia
El aburrimiento es, pues, una emoción con una importante función en los seres humanos. Ya hemos explorado de qué forma podemos sacar el potencial más positivo de la misma, pero ¿por qué es una emoción especialmente interesante y necesaria durante la infancia? A continuación, se mostrarán algunos de los principales beneficios de que los niños se aburran:
- El aburrimiento como oportunidad de practicar la regulación emocional. Aunque sea una emoción positiva, el aburrimiento no se caracteriza por ser placentero. Y esta característica puede potenciar la tolerancia a situaciones poco agradables. Éstas formarán parte de la vida de una u otra forma, por lo que empezar a aceptarlas y convivir con las mismas, desde la infancia supone un entrenamiento para la vida adulta.
- Si afrontamos la gestión del aburrimiento de los niños desde la proactividad, fomentaremos numerosas habilidades en los niños: autonomía a la hora de resolver situaciones “conflictivas”, sensación de control sobre sus decisiones y, consecuentemente, la promoción de una autoestima saludable. Por otro lado, el planteamiento de ideas originales y novedosas que acompañen la estimulación de su creatividad.
TDAH y aburrimiento
El aburrimiento de los niños puede ser más severo y profundo en ciertos casos. Un ejemplo de ello es el problema recurrente, en niños que poseen un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Aunque este trastorno presente casos muy variados, son típicos los síntomas relacionados con el mantenimiento de la atención, impulsividad e hiperactividad. Todos estos signos hacen que sea más probable que el aburrimiento, así como la gestión de esta emoción, sea más compleja en los niños que la padecen.
Los cuidadores adultos de niños con TDAH, tienen un trabajo importante a desarrollar en contacto con profesionales de la salud mental, para aprender a lidiar con las particularidades que presenten. En relación al aburrimiento infantil en estos casos, se aconseja vivirlo desde la paciencia y la aceptación. El aburrimiento vuelve a presentarse como una oportunidad para desarrollar y fortalecer habilidades en los niños, por lo que anticipar junto a ellos qué hacer en estas situaciones suele funcionar como una receta positiva a corto y largo plazo.