La primera vez que degusté la borraja fue en Logroño, en una visita familiar. Hasta ese momento desconocía este humilde y riquísimo manjar que se cultiva a lo largo del valle del Ebro. Resulta emocionante descubrir en la edad adulta, nuevas y sanas variedades de verduras, que son sabiamente utilizadas en la gastronomía local.
Se cree que las borrajas son originarias del norte de África, desde allí han pasado a cultivarse en el resto de la cuenca mediterránea. Dada su escasa disponibilidad y su sabor delicado, en muchos países se consideran un verdadero lujo reservado a los mejores restaurantes.
Producción
La borraja es una planta silvestre, que crece de manera natural en zonas de climas cálidos europeos. Se recolecta en los últimos meses invernales, cuando se puede comenzar a degustar fresca hasta el principio del verano.
En Europa se cultivan sobre todo en Francia y Países Bajos. También es una verdura utilizada en Latinoamérica.
A pesar de ser muy sana y de gozar de un exquisito sabor, en España es bastante desconocida salvo en las zonas donde se cultiva La Rioja, sur de Navarra y parte de Aragón.
Borrajas, información nutricional
Esta verdura puede formar parte de las cinco raciones diarias recomendadas de frutas y verduras. Al ser tan poco calórica, y contener fibra, ayuda a saciarnos cuando se toma como primer plato o como acompañamiento de una porción de carne o pescado.
Desde antiguo se le atribuyen propiedades diuréticas, antiinflamatorias y depurativas.
Una ración de unos 150 a 180gramos tan solo aporta unas 35 a 40 kcal. por eso es especialmente recomendable en una dieta para mantener peso o de adelgazamiento.
También contiene una pequeña cantidad de proteínas vegetales.
Aporta pequeñas cantidades de vitaminas, destacando eso sí, la vitamina C.
Respecto a los minerales sobresale el calcio y potasio, en menor cantidad el hierro y fósforo.
¿Cómo cocinar la borraja?
Resulta interesante constatar que en la cocina francesa la borraja fresca se considera como un producto selecto. En Alemania se usa para preparar una salsa verde muy valorada. En Italia existe una receta con raviolis. En España rehogada con ajos y patatas.
Aunque existen otros aprovechamientos de la planta, la zona comestible más común son los tallos. No se deben quitar sus pequeños pinchos que desaparecen al cocerse.
Si se tiene la posibilidad de consumirlas frescas, es como podremos degustarlos apreciando en mayor medida su sabor. Pero si no, también la opción envasada es una buna opción, aunque el proceso industrial le haga perder algo de sus vitaminas. Conviene fijarse en la cantidad de sal con que se preparen, ya que posiblemente no necesitemos añadir más.
En el caso de las frescas, se preparan cortando los tallos de la base del tronco más grueso. Se le retiran las hojas que, si están en buen estado, se pueden guardar para una ensalada. Se limpian en agua y se separan los tallos entre sí. Hacemos un pequeño corte vertical a cada uno para retirar una especie de nervio fibroso central que estaría duro si lo comemos. Después se trocean.
Se puede preparar rehogadas, con ajo y tacos de jamón. Y acompañadas de patatas cocidas.
Otra opción es tomarlas cocidas para añadirse a sopas y guisos. O como ingrediente de tortillas o de un arroz semicaldoso con borraja.
Sus hojas se pueden añadir limpias y crudas en ensaladas.
