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Las brevas son una de las frutas de temporada de la cuenca del mediterráneo. Con un sabor dulce, una textura arenosa única y un olor a río y tierra, son un manjar del inicio del verano.
Cualquiera que viva en el campo o que pase parte de sus vacaciones en algún rincón de la cuenca mediterránea conoce bien la forma extensa de la higuera y sus hojas rudas y grandes que aportan sombras cerradas.
Pero no es así en todo el mundo. Tengo unos amigos irlandeses que apenas han salido de su isla. Les invité hace años a un viaje por Andalucía y quedaron encantados. En una comida servimos higos y brevas de postre, se quedaron asombrados porque nunca las habían probado. Pero la experiencia de degustarlos fue un poco desagradable, ya que no esperaban ese tacto granuloso en la boca.
En este artículo vamos a explicar la diferencia de higos y brevas, así como sus propiedades nutricionales. En este sentido hay que desmontar la teoría de que son excesivamente energéticas. Si se comparan con otras frutas veraniegas son un 50% o 60% más calóricas, pero frente a postres industriales, son cinco o seis veces más ligeras.
Higos y brevas
La mayoría de los consumidores creen que las brevas, provenientes de la higuera, como los higos, son frutos más tempranos. Vamos a ver que hay dos mentiras en esta aparente evidencia.
Frutos tempranos
Por un lado, en realidad no son frutos tempranos del inicio del verano, sino higos del año anterior que no llegaron a madurar. Con la llegada del invierno quedaron aletargados y al volver el calor de abril y mayo, volvieron a renacer. Por eso se recogen en los meses de junio y julio. En cambio, los higos, son frutos de temporada, alcanzando su madurez entre agosto y septiembre. Así que quien disponga de una higuera, puede degustar su regalo durante al menos 4 meses al año.
No son frutas
La segunda sorpresa de nuestras protagonistas es que, aunque las llamemos frutas, en realidad no lo son. Ya que son ramilletes de flores invertidas ensartadas una vaina, que no han sido polinizados necesariamente. La mayoría de las verdaderas frutas, crecen al ser polinizadas. Los higos y brevas no necesitan la polinización para madurar y cuando lo hacen, sus frutos son las pequeñas pepitas del interior.
En realidad, poco importa, hablamos de una diferencia técnica, ya que tanto el sabor como las propiedades nutricionales son muy valiosos.
Sabor y aspecto diferentes
Las brevas son algo más grandes que los higos, de color oscuro y pulpa rojiza de textura granulosa. Los higos se consumen a veces de color verde y son más dulces. Pero ambos son agradables de comer y muy nutritivos.
Propiedades
Los higos y brevas comparten propiedades nutricionales. Según la variedad y dulzor, pueden variar ligeramente.
¿Son calóricos de verdad?
Los higos y brevas tienen fama de ser calóricos y energizantes. Es verdad que lo son de forma relativa, comparadas con una sandía o melón. Pero realmente no lo son en cantidad excesiva y es que el alrededor del 80% de su peso se corresponde con agua. Esto es algo menos que la mayoría de frutas veraniegas, que contienen entre un 85% y 90% de agua, pero sigue siendo bastante.
En cuanto a sus calorías, se estiman entre 65 a 75, según la variedad, por cada 100 gramos de producto comestible. Superior a la mayoría de frutas estivales, que se sitúan entre 40 y 50 calorías, incluso menos en el caso de la sandía.
Pero hagamos una comparación con un postre ultraprocesado, como una chocolatina o un helado. En este caso los higos y brevas aportan cinco o seis veces menos calorías por 100 gramos comestibles ¡y por supuesto son mucho más sanas! Además, gracias a su alto contenido de fibra son saciantes.
Por tanto, no existe ninguna razón para que una persona que desee adelgazar, deje de consumir estos sanos frutos.
Nutrientes
La mayoría de sus nutrientes son hidratos de carbono, incluyendo azúcares naturales.
A pesar de un contenido relativo de azúcares alto, su índice glucémico es aproximadamente 35, es decir bajo. Hablamos de carbohidratos de lenta absorción y sanos. Además, contiene 2,5 gramos o más de fibra. Volviendo a las comparaciones anteriores, multiplica varias veces la cantidad presente en sandías y melones. Y ayudan a la regulación del tránsito intestinal. Por ello son beneficiosos ya que no producen picos de azúcar violentos en sangre. De hecho, los diabéticos pueden consumirlos con moderación.
Respecto al resto de nutrientes tienen pequeñas cantidades de vitaminas, como las vitaminas A, C, B1, B6 y ácido fólico. También minerales como potasio y magnesio.
La higuera, árbol de higos y brevas
La higuera se asocia con la cuenca del Mediterráneo. Es uno de los árboles que se evocan frecuentemente en el Antiguo Testamento, como símbolo de prosperidad. Aunque por alguna razón extraña, también se le atribuyen poderes maliciosos. Se dice por ejemplo que Judas, el discípulo traicionero, se ahorcó en una higuera arrepentido de su traición a Jesús.
Los botánicos sitúan su origen algo más al este, hacia Oriente Medio. Aunque es en el antiguo Egipto y Judea, donde existen los primeros testimonios relevantes de su recolección por las primeras civilizaciones.
Crecen silvestres en las riberas de ríos o en zonas con agua, en tierras cálidas, por la polinización de sus flores, a menudo por avispas, a las que les encantan su sabor.
De la mano del hombre también crecen a partir de esquejes de ramas, que se plantan en terrenos que hay que regar durante los primeros años de crecimiento. Cuando son grandes se vuelven duras y resistentes tanto al calor como climas secos.
Como curiosidad sus raíces son potentes y se extienden a varios metros del tronco. Por eso no conviene plantarlas demasiado cerca de una construcción.