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La coliflor forma parte de la familia conocida como Brassicaceae, y más concretamente de la especie Brassica oleracea. De manera más coloquial es un tipo de col, como el repollo, la col de Bruselas o la lombarda. Es especialmente cercana al brócoli, con quien comparte muchas características nutricionales.
Todas ellas se caracterizan por un fuerte aroma que se hace patente a la hora de cocinarlas. Este procede de sus compuestos de azufre, como el dimetilsulfuro y el trimetilsulfuro, que se descomponen impregnando un fuerte olor a la hora de cocerlas. Es sin duda la razón por la que mucha gente ha desarrollado en su infancia un rechazo hacia nuestro protagonista. Existe un truco para minimizar el olor mientras se cocina. Basta con colocar un trozo de pan mojado en vinagre sobre la coliflor.
En todo caso, el sabor posterior es suave e incluso un poco dulce y la textura tierna. Además, son sanas y en general una buena fuente de vitaminas y minerales como el potasio o el calcio, así como de fibra.
Cultivo de la coliflor
Se trata de una planta de ciclo anual. Crecen bien en suelos drenados y húmedos, por lo que conviene arar el terreno para plantarlas. Agradecen la ayuda del humus que les aporte nitrógeno. Soportan bien el frío, pudiendo aguantar heladas no demasiado severas. Agradecen un poco de sol, aunque también pueden crecer con poca luz.
La parte comestible es una inflorescencia, es decir unas ramificaciones que conforman una flor. Su forma y tamaño característicos la hacen inconfundible. Normalmente blanquecina, las hay con una cierta tonalidad violeta. Su tamaño habitual va desde los 20 hasta los 30 centímetros. Y el peso desde un kilo hasta los dos, en los casos de las más grandes.
El periodo de recolección habitual va de octubre hasta el comienzo de la primavera. Si bien existen algunas variedades que se pueden encontrar durante el resto del año.
Producción
El origen común de la coliflor y el brócoli se sitúa en algunas regiones del Mediano Oriente y del Mediterráneo Oriental, como las actuales Siria, Irak, Líbano, etc. Desde aquí se extendió por el este hacia la India y China y por el oeste hacia el antiguo Egipto, Grecia y Roma.
La coliflor, tal como la conocemos hoy en día, se produce por selección de variedades hace apenas cinco siglos.
Los dos mayores productores mundiales son China y la India. A mucha distancia le siguen Italia, Francia y España. En nuestro país el cultivo está bastante extendido por Andalucía, la Rioja, Aragón, Navarra, la Comunidad Valenciana, etc.
Coliflor, información nutricional
Con alrededor del 90% – 92% de agua y sin apenas grasa, es un alimento muy poco calórico. Una ración de alrededor de 100 gramos aporta menos de 30 calorías, a la vez que tiene un cierto efecto saciante por su contenido en fibra.
Respecto a las vitaminas, destaca sobremanera por su gran aportación de vitamina C. Esta famosa vitamina es hidrosoluble, es decir el cuerpo no tiene la capacidad de almacenarla. Tiene múltiples beneficios, desde contribuir al crecimiento de los jóvenes, hasta ser un antioxidante. También ayuda a la formación de proteínas que forman parte de la piel, los huesos y otros tejidos.
Entre sus minerales, los más presentes son el manganeso, fósforo y potasio. Precisamente este último, junto al contenido en agua, hacen que como otras verduras similares sea diurética.
Quizás, uno de los inconvenientes de la col sea que su digestión puede provocar molestos gases. Es el resultado de la combinación de fibra, determinados azúcares y los compuestos de azufre. Pero a pesar de ello, sigue siendo muy sana.
¿Cómo cocinar la coliflor?
A pesar del olor potente que desprende al cocerse, la col tiene un sabor suave, ligeramente dulce, que acompaña muy bien otros alimentos.
Debemos partir de un ejemplar fresco, con un color homogéneo y que no presente manchas, señal de falta de frescura. Las hojas también nos pueden ayudar a identificar las mejores piezas.
Antes de cocinarlas debemos proceder a limpiarlas bajo un chorro de agua. Se pueden dejar en remojo unos minutos en agua con un chorro de vinagre, que ayuda a limpiarlas,
Admite múltiples recetas. Para empezar, se puede comer como ingrediente principal, acompañada de patata y de otras verduras, o como guarnición de una carne o un pescado. Otra posibilidad es que forme parte de un conjunto de verduras variadas en una menestra.
Y en cuanto a la preparación, puede ser cocida en una olla rápida, al vapor, frita o estofada. Combina bien con natas, aceite de oliva, cebolla, zanahorias, patatas y quesos para gratinar.