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En una charla reciente sobre nutrición y buenos hábitos, algunos alumnos, chicos jóvenes, me preguntaron por el cortisol y la adrenalina, también conocida como epinefrina. Hablamos de las dos famosas hormonas que el organismo segrega como respuesta al estrés.
Por tanto vamos a ver: ¿Qué papel juegan en el cuerpo? ¿Son saludables o no? Este es un debate especialmente relevante en la sociedad, ya que vivimos en una etapa con alta incidencia de enfermedades mentales, destacando la ansiedad y el estrés permanente.
¿Por qué se segregan?
A lo largo de miles de años de evolución, nuestros ancestros desarrollaron la capacidad de generar estas dos hormonas que facilitaban una respuesta ágil del organismo ante una situación de peligro inminente. Aunque es difícil investigar por la falta de restos, el estudio de la violencia es una de las ramas de la antropología. Sabemos en todo caso, que el riesgo de muerte prematura por accidentes, violencia o ataques de animales y calamidades era muy superior al que un humano tiene en las sociedades modernas.
Decimos esto porque el cortisol y la adrenalina no dejan de ser una respuesta adaptativa de los hombres prehistóricos, para conseguir acelerar una reacción física ante un peligro real. Estas hormonas prepararan el tono muscular para la acción rápida, ya sea la huida o la lucha. Así que en su momento fueron útiles para mejorar las posibilidades de supervivencia de nuestros antepasados.