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La fabada Litoral se hizo famosa en España en los años 90 del pasado siglo por una campaña de publicidad icónica. Un grupo de urbanitas visita las montañas asturianas y come una fabada en un hórreo perdido. Les parece que está riquísima y felicitan a la abuela que regenta el negocio pensando que es una auténtica fabada del norte. Pero en realidad los ancianos, cómplices, les han servido raciones de lata de fabada Asturiana Litoral.
Quien nunca haya visitado todavía esa tierra maravillosa, se pierde algunos de los paisajes más hermosos de España y un plato excepcional. La fabada asturiana es un guiso tradicional, hecho con fabes, unas grandes alubias blancas que aportan una cremosidad especial. También incorporan chorizo, morcilla, panceta y sal.
A pesar de su simplicidad, es uno de los platos más emblemáticos y populares de la gastronomía asturiana y es considerado uno de los mejores guisos de legumbres del mundo.
Fabada Litoral, opiniones
Nos hemos fijado en las opiniones que aparecen en Amazon para valorar el producto desde el punto de vista de los consumidores.
En el momento del análisis había 406 opiniones, el 71% le otorgaban 5 estrellas, la puntuación máxima. Otro 18% cuatro estrellas. En el lado contrario tan solo un 2% la valoran con una o dos estrellas. Por tanto, el cómputo es bastante favorable.
Entre los mejores comentarios se destacan.
- El sabor. Es la opinión mayoritaria con comentarios como “Muy rico. Comida con muy buen sabor”. “Su sabor, de todas las fabadas enlatadas que he probado, es la que más me convence”.
- La practicidad. “Es muy cómodo para días que tienes prisa o pocas ganas de cocinar”. “Te saca de un apuro”.
- El precio relativamente accesible.
- La caducidad larga, gracias a la técnica de envasado al vaciío.
Por el contrario, se critica o se matiza los siguientes temas:
- No es como la casera. “El que espera una conserva de gourmet, que se vaya olvidando, es lo que es”. “Las alubias no son auténticas fabes asturianas”.
- Problemas con el envase a la hora de comprarlo. Pero son pocos: “el bote viene golpeado y pegajoso”. “Tiene bollos”.
Fabada Litoral ¿es sana?
El envase nos indica un índice A Nutriscore, sobre la base de 5 letras, es decir la máxima nota nutricional. Vamos a ver hasta qué punto esto es cierto.
Puntos fuertes
Veamos cuáles son las ventajas desde un punto de vista nutricional.
- En primer lugar se elabora con ingredientes naturales. No contiene aditivos de ningún tipo, lo cual frente a la enorme gama de ultraprocesados, se agradece mucho. Así que es una opción mucho mejor que los clásicos platos preparados con listas interminables de aditivos, colorantes, aromas, espesantes, etc.
- Segundo, tienen todas las propiedades de las alubias. Recordemos que es recomendable tomar legumbres al menos una vez por semana. En concreto contienen, un alto contenido de proteínas vegetales. Hidratos de carbono complejos, lentos de digerir pero por ese motivo con un índice glucémico bajo (más sanos) y saciantes. Fuente de fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el calcio, fósforo, magnesio, zinc y potasio. Finalmente también aportan antioxidantes en forma de polifenoles.
Puntos débiles
- El contenido de sal. La OMS recomienda no excederse de 5 gramos diarios. Una ración «moderada» de 300 gramos de fabada Litoral aporta ya 2,4 gramos, casi la mitad de la que debemos tomar al día. Si nos tomamos la lata de 420 gramos entera son 3,4 gramos.
- El elevado contenido de grasas saturadas.
En principio no añadimos el contenido calórico como punto negativo ya que las legumbres, aunque aporten calorías, son también saciantes. Una ración de unos 350 gramos supone algo más de 500 calorías, si evitamos un postre pesado a continuación, se puede dar por bueno como comida principal. Eso sí, el que se tome la lata entera de 420 gramos, lleva en su cuerpo más de 600 calorías, empiezan a ser muchas si añadimos pan, un vaso de vino y un postre.
Como conclusión, la valoración A Nutri-score es engañosa, ya que está calculada sobre 100 gramos. En realidad una ración supone más de 300 gramos. Así que estamos ante un plato que aporta los excelentes nutrientes de las judías, pero con bastante sal y grasas saturadas.
Lo ideal sería cocinarlas nosotros mismos, añadiendo menos sal y una cantidad moderada de chorizo, morcilla y panceta.