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Un buen picoteo no siempre tiene que venir de la mano de altas calorías. Durante tardes enteras en casa, las visitas a la cocina abundan. Que si unos frutos secos, que si un trocito de chocolate con pan, que si unas galletas de la tienda… o ¿por qué no, unas galletas de avena caseras?
Especialmente en estos días de invierno y pandemia tenemos que tener cuidado con estas tentaciones. Puesto que una alta ingesta de alimentos ricos en carbohidratos, acompañada de inactividad física, pasa factura. Durante el primer confinamiento, descubrí una forma muy sana y rica de cocinar galletas, que me gustaría compartir con todos.
¿Qué es la avena?
Antes de contaros la receta, cabe hablar de su segundo elemento protagonista, tan beneficioso para la salud: la avena.
Ésta se encarga de hacer contundente la galleta y satisfacer de una forma sana y poco calórica. De hecho, se considera el número uno de los cereales, y se recomienda especialmente en dietas para adelgazar. De forma más destacada que otros, la avena se caracteriza por tener un alto contenido en fibra y proteínas. Y además un bajo nivel de hidratos de carbono, que además son de absorción lenta. ¿Qué quiere decir que los hidratos de carbono sean de absorción lenta?
Hidratos de carbono de lenta absorción
Los hidratos de carbono de absorción lenta, también se denominan complejos.
Su principal ventaja es que la cantidad de azúcar en el torrente sanguíneo (lo que se conoce como índice glucémico) es de menos de 55. Mientras que los de absorción rápida (los que más engordan) suelen ser superiores a 70. Los de absorción lenta, reciben ese nombre por el tiempo que tarda el organismo en descomponerlos y transformarlos en hidratos simples. La tardanza es buena, debido a que el proceso lento de desprendimiento de azúcar, absorbe energía. Además, al ser tratados de forma lenta, los niveles de azúcar de nuestra sangre no se desestabilizan, y nuestro organismo queda durante más tiempo saciado.
Por tanto recomendables para bajar de peso, también lo son para aquellos que sufren estreñimiento ocasional. Su alto contenido en fibra mantiene en movimiento los desechos en el tracto gastrointestinal, favoreciendo así su evacuación.
Otras ventajas de las galletas de avena
Del mismo modo, la avena es buena para el sistema cardiovascular.
Entre sus antioxidantes destaca las avenantramidas, que tienen un efecto antiinflamatorio y regulador de la presión arterial. Las avenantramidas también combaten la oxidación celular y reducen la irritación de la piel.
Además de antioxidantes, la avena consta de una fibra llamada betaglucano, beneficiosa por diversas razones. Para empezar, su efecto probiótico favorece al mantenimiento de bacterias buenas en el intestino. Favorece también al enlentecimiento de la digestión y, por ende, al paso de azúcares a la sangre como ya hemos visto. Por último, los betaglucanos de la avena ayudan a reducir la absorción del colesterol malo que aportan otros alimentos.
Por todas las nombradas ventajas, aconsejamos desde Saludteca la inclusión de este alimento en cualquier parte de vuestra dieta. Una de las formas más recurrentes y trending de comerlo es por las mañanas, con leche o yogurt y alguna pieza de fruta cortada. Incluso adquiriendo la forma de porridge, cocinado a fuego lento con leche o agua. O presente en un plato salado, ¡como en hamburguesas vegetarianas! Pero como bien hemos dicho, en este artículo nos centramos en un buen snack por excelencia de la cuarentena, en las galletas de avena, plátano, chocolate y frutos secos.
Ingredientes de galletas de avena
Para prepapar unas 10 galletas, suficientes para un par de meriendas de tres o cuatros personas.
- Dos plátanos pasados.
- Avena.
- Chocolate negro.
- Nueces.
- Almendras.
Elaboración de la receta
La forma de prepararlas es de lo más sencillo, no solo por el simple número de ingredientes, sino también por el poco tiempo que te llevará prepararlas.
Su elaboración consiste en la simple mezcla de los nombrados alimentos, aunque alguna observación merece ser hecha. Empezando por los plátanos. Éstos son los que darán todo el toque dulce que nuestras galletas necesitan, conforman la base sobre los que se irán añadiendo el resto de ingredientes. Por ello, tenemos que esperar unos días a que nuestro dos plátanos se hayan pasado un pelín de maduros; así, los aplastaremos y obtendremos una masa base.
Sobre la misma, echamos a ojo los copos de avena. La cantidad tiene que ser la necesaria para que nuestra masa se solidifique un poco y se pueda moldear, y adquirir, forma de galleta. Junto a la avena van incluidos pedacitos troceados de chocolate negro, nueces y almendras. Es importante que hagamos pedazos de estos últimos tres alimentos, que quepan varios de ellos en un simple bocado.
Removemos bien, primero con un tenedor y luego con las manos. Cogiendo pequeños puñados de nuestra mezcla homogénea, los moldeamos para que cojan forma redonda (de galleta) y ponemos sobre la bandeja que va al horno.
No olvidéis cubrir la misma de papel de cebolla, que harán que nuestras deliciosas galletas no se peguen. A temperatura media/baja (180 grados). ¡En alrededor de unos 20 minutos, estarán listas para disfrutar!