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Existen enfermedades que arrastran un estigma. Cuando hablamos de la gota, inmediatamente la asociamos a una dolencia de reyes y nobles de la edad media, que abusaban de festines de carne y alcohol. Lo cierto es que la historia nos remonta una lista de insignes personajes que la sufrieron. Tales como el gobernante del Califato de Córdoba Almanzor, el emperador Carlos V, el rey Enrique VIII de Inglaterra (que sufría también una marcada obesidad), el político e investigador norteamericano Benjamin Franklin. Y así una larga lista de reyes, y gente de la aristocracia, que vivieron una vida de excesos gastronómicos.
Es por ello que finalmente se asociaba a una enfermedad de los ricos.
Pero hoy en día se puede considerar más bien como una enfermedad del exceso de ingesta de alimentos, de la sobrealimentación calórica que asola a Occidente. Y es que desafortunadamente la prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. En España se estima que entre el 2% y el 3% de la población la sufren. En otros países con mayores tasas de obesidad, esta incidencia es superior, por ejemplo, en México se estima que podría rondar el 10%.
En definitiva, hablamos de una enfermedad de sobrealimentados.
¿Para qué sirven las purinas y el ácido úrico?
Necesitamos tener en el torrente sanguíneo una cantidad estable de ácido úrico de entre 3 y 7mg/dl. La razón es que el ácido úrico es indispensable en la formación de ácidos nucléicos que intervienen en el metabolismo de las purinas. Las purinas son unas moléculas que proceden de algunos alimentos, y que el cuerpo también genera. El ácido úrico cumple una función para eliminar por la orina el exceso de purinas.
Si tenemos EXCESO de ACIDO URICO en sangre, el riñón no da abasto para eliminar el sobrante. Entonces se forma una sal llamada URATO que se acumula, antes de eliminarse por la orina, en las articulaciones.
Esa situación se llama HIPEURICEMIA, Cuando se forman los cristales de uratos y se acumulan en las articulaciones se desencadena una enfermedad llamada GOTA o Artritis gotosa.
La causa normalmente del alto porcentaje de incidencia es la alimentación, pero también una alteración congénita de los receptores de las purinas. De ahí que haya un componente de riesgo por antecedentes familiares: de padres gotosos, hijos gotosos.
¿Cómo se manifiesta la gota? Crisis de varios días
La manifestación aparece con varios síntomas muy fáciles de identificar, como son:
- Inflamación espontánea de una o varias articulaciones. Normalmente pies o manos. Si la crisis de gota se produce solo en el dedo gordo del pie se llama a la gota, podagra. Es muy frecuente esa localización.
- Dolor intenso en dicha articulación, durante los dos o tres días que dura la inflamación. El simple roce de la sábana es doloroso.
- Turgencia y enrojecimiento de los alrededores, prominentes de la articulación.
Como hemos comentado la crisis gotosa suele durar de dos a tres días muy dolorosos. Exige la toma de un medicamento que acelere la eliminación de ácido úrico de la sangre, llamado COLCHICINA. La dosis de este medicamento será definida por un médico. Normalmente de seis a ocho grageas al día, hasta que aparece diarrea, indicándonos que hay suficiente medicamento en sangre y no hace falta más.
Hay una modalidad de gota llamada crónica, en la que se afectan varias articulaciones. En estos casos se acumulan en ellas los cristales de uratos formando tofos. El peligro de este tipo de gota es que los cristales de uratos pueden dañar los órganos excretores, sobre todo riñones, produciendo una nefroesclerosis grave.
¿Cómo prevenir la gota y su crisis gotosa?
La prevención de la gota tiene que ver con la dieta. Se consigue básicamente evitando tóxicos y alimentos que tengan muchas purinas.
Existe una lista de alimentos prohibidos:
- Alcohol y tabaco y café. Incluso la cerveza sin alcohol.
- Vísceras.
- Mariscos.
- Grasas de cerdo y carnes rojas.
- Algunas verduras y hortalizas y la piel del tomate.
Otros consejos cuando se sufre, son mantener una buena hidratación y realizar ejercicio físico de manera regular. Dado que la enfermedad se ceba con las articulaciones, la natación puede ser una buena aliada.