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¿Es el herbolario una fuente de salud natural? Las culturas más antiguas acumularon un largo conocimiento sobre el papel medicinal de las plantas. En los últimos siglos se desarrolló en Europa el herbolario, o la herboristería. Estos establecimientos realizaron la recogida y preparación de plantas medicinales y sus derivados, para su comercialización. Hoy en día los asociamos con la jalea real, aceites vegatales, complementos alimenticios, pero sobre todo extractos vegetales. Hablamos de herbología, para referirnos al estudio de las propiedades y aplicaciones prácticas de las plantas y sus extractos.
En este artículo analizamos el herbolario y su asociación con la salud natural. Comentaremos los remedios naturales y de prevención, que proponen, los puntos a favor y en contra. Especialmente recordaremos que nunca deben sustituir el campo de la medicina.
Historia del herbolario.
Siempre que analizamos la historia del herbolario, como fuente de salud natural, aparecen figuras de la historia clásica, como Dioscórides. Se trata de un médico y botánico griego, que se hizo popular en el siglo I de nuestra era.
Ejerció en Roma y escribió un gran manual, “De materia médica”, que ha servido de referencia hasta en la edad media. Esta obra está considerada como uno de los primeros análisis de farmacopea moderna. El manual describe más de 600 plantas medicinales, numerosos minerales y otras sustancias de origen animal.
También existen recopilaciones en otras culturas antiguas, del uso medicinal de preparados vegetales. Al fin y al cabo, la humanidad siempre ha experimentado con la naturaleza que le ha rodeado.
A favor del herbolario, fuente de salud natural.
La antropología demuestra que prácticamente todas las comunidades pre-industrializadas usaban las plantas, como remedios para combatir enfermedades. Ya sean para tratar a personas o animales domésticos. El conocimiento de sus propiedades era profundo, fundamentado en milenios de experiencia.
Existen numerosos estudios a lo largo de las últimas décadas que nos muestran las aplicaciones medicinales de pueblos antiguos. Especialmente en las selvas tropicales de América, África y Asia, que contienen la mayor parte de la flora y fauna mundiales. Tristemente, la degradación por el cambio climático y la pérdida de espacio y biodiversidad representan una amenaza para esta áreas. Es posible que estemos asistiendo a una pérdida irrecuperable sobre el conocimiento de las plantas curativas.
Richard Evans Schultes y sus estudios de la Amazonia.
Uno de los mayores referentes científicos del estudio del uso de las plantas por culturas antiguas fue Richard Ewans Schultes. Biólogo estadounidense que trabajó en la Amazonia desde los años 40. Publicó buena parte de sus líneas de investigación en la universidad de Harvard. Su obra más conocida es “’The healing forest: medicinal and toxic plants of the north west Amazonia”.
La obra identifica alrededor de 1.500 especies vegetales con numerosos usos médicos. Los pueblos con los que convivió las usaban para usos curativos. Los principales tratamientos incluían la cura de heridas producidas durante la actividad de la caza, por accidentes o actos violentos. El alivio y la cura de infecciones cutáneas provocadas por picaduras de insectos y de serpientes. El cuidado dental y la prevención de caries. La estimulación sexual. El tratamiento del sistema digestivo, la relajación muscular, etc.
Schultes era un erudito paciente y sensible, que consiguió integrarse en la vida de algunas tribus, recogiendo sistemáticamente sus costumbres. Prácticamente todas las partes de las plantas eran usadas como alimento o tratamiento. Las hojas, las flores, los frutos, los tallos, las raíces. La ingestión se producía bien de manera directa o en infusiones, amasadas como cremas, aplicadas como enemas o esnifadas como el tabaco.
Un estudio más reciente realizado por los investigadores de la Universidad de Zurich, Rodrigo Cámara Leret y Jordi Bascompte, analiza la pérdida de conocimiento, paralela a la pérdida de culturas y lenguas atóctonas. El estudio ha sido publicado en la revista PNAS, en junio 2021. Existen alrededor de 7.400 lenguas habladas en el mundo, la mayoría asociadas a pequeñas comunidades locales. Más del 30% se perderán en las próximas décadas. Con ellas se pierde también el conocimiento autóctono sobre las plantas y su uso medicinal.
A modo de ejemplo, la vinblastina, fue descubierta y aislada a partir de una planta que crece en Madagascar, conocida como Catharanthus roseus. Se utilza para tratar algunos tipos de cancer y el linfoma de Hodgkin.
En contra del herbolario y su reclamo de salud natural.
En España existen alrededor de 2.500 establecimientos de «dietética y herbolarios». Hasta 2019, antes de la crisis por la pandemia, gozaban de un buen crecimiento de las ventas. Según la consultora DBK, un 5% en este último año. La preocupación creciente por temas de salud favorece este canal. Principalmente compuesto por establecimientos independientes o pequeñas cadenas.
El mundo del herbolario, es por tanto una via comercial para acceder a remedios basados en la salud natural.
Pero es importante recordar sus limitaciones:
- La medicina, como la ciencia en general, es la base de nuestro conocimiento contrastado. En este sentido, la primera limitación del mundo del herbolario, es la falta de evidencia científica de gran parte de sus usos. Al contrario de las aplicaciones farmacéuticas, no existen estudios robustos y sistemáticos, que demuestren los beneficios atribuidos a algunas plantas.
- Al contrario que en la medicina, no existe tampoco análisis sobre la posología, la cantidad o la duración de los tratamientos.
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Hay que tener especial precaución con la interacción de determinados compuestos con medicinas o con otros componentes.
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No existe un nivel de cualificación profesional en los vendedores, al contrario que en las farmacias.
Como conclusión el herbolario puede ser una fuente de pequeños remedios de salud, pero nunca deben sustuir al mundo de la medicina y la farmacia. Especialmente para enfermedades graves y para los grupos de población más vulnerables, como niños o tercera edad.