Tabla de contenido
Desde Saludteca promocionamos un concepto de salud integral, que abarca aspectos físicos, mentales y sociales de las personas. Si además actuamos con un sentido de responsabilidad medioambiental, el beneficio es todavía mayor. Por eso, nos ha llamado la atención una iniciativa en Barcelona, Huertos in the sky.
El objetivo de esta pequeña organización se focaliza tanto en una mejora de la vida de los ciudadanos, en este caso barceloneses, como en el desarrollo de una agricultura sostenible a pequeña escala. La iniciativa nace en 2018, y poco a poco avanza con el objetivo de cambiar la imagen de los cielos de la ciudad. El 67% de sus azoteas, no tienen ningún uso particular hoy en día. Y son potencialmente, terreno para multiplicar la presencia de huertos urbanos.
Historia de los huertos urbanos
Según datos del Banco Mundial, se calcula que, hasta la segunda guerra mundial, más del 70% de la población mundial vivía en entornos rurales y sólo el 30% en ciudades. Sin embargo, desde 1945, las tendencias se han invertido paulatinamente y la población urbana ha aumentado hasta llegar más del 56% en 2020. Y la proyección es que superará el 70% antes de 2050.
El primer desarrollo de huertos urbanos importante, se produce en la primera mitad del siglo XX y su motivación es puramente económica y estratégica. Es la época de las dos guerras mundiales. Aún no se había desarrollado la gran infraestructura del sector agroalimentario moderno y por tanto eran una manera de asegurar el aprovisionamiento a parte de la población. Reducían gastos de importaciones y de transporte de alimentos en un periodo de grave crisis económica. Son los “war gardens”, “victory gardens” o “food gardens for defense” en EEUU, Canadá, Reino Unido, Alemania y otros países involucrados en las contiendas.
Tras la guerra vino un periodo de reindustrialización y desarrollo del comercio. En los años 60 surge tanto en EEUU (Walmart), como en Europa (Carrefour), los primeros grandes centros de distribución al por menor. Este nuevo comercio consiguió masificar y abaratar la distribución de productos alimentarios. Pero al mismo tiempo, inicia un modelo de utilización de recursos menos sostenible.
Es por eso, que en los 70, junto a la revolución contracultural, emergen algunos primeros movimientos sociales que promueven de nuevo en EEUU, el desarrollo de los huertos urbanos. Pero esta vez con una motivación política o al menos social.
Más tarde, después del 2000, aparecen nuevos retos. Por un lado, la comunidad científica empieza a alertar con seriedad sobre el cambio climático y la degradación general del medioambiente. Paulatinamente el mensaje cala en los medios y en la sociedad. Por otro lado, nuevos estilos de vida personales y en el trabajo, la implantación de tecnologías y la cultura de lo inmediato, generan un mayor nivel de ansiedad y estrés. La combinación de estos elementos hace emerger un anhelo de recuperación de valores rurales, que entronca claramente con la cultura de los huertos urbanos.
Huertos in the sky y Barcelona
El área metropolitana de Barcelona cuenta con algo más de 5,5 millones de habitantes. Se trata de la segunda mayor área española y sexta de Europa occidental (por detrás de Londres, París, la región Rin Rhur, Madrid y Randstad).
En 2018, Adela Martínez, Ingeniera de telecomunicaciones, tuvo una inspiración contemplando la ciudad desde una terraza de la Barceloneta. La mayoría de las azoteas eran planas y estaban vacías. Investigando, se dio cuenta de que el 67% no tenían uso específico, ¡lo que equivale a 1.764 hectáreas, o 150 campos de futbol!
Viniendo del mundo tecnológico y empresarial y habiendo vivido 12 años en Reino Unido, su idea era un pequeño salto al vacío. Afortunadamente encontró una oportunidad a través de un programa social de matchfunding de la red Goteo y el Ajuntament de Barcelona. Presentó un proyecto y consiguió una financiación para arrancar. A partir de ahí, mucha gente generosa la apoyó, desde el propietario del inmueble donde residía, hasta el de l’Ostia, un restaurante del barrio. Poco a poco el proyecto se consolida y va dando pasos en los tres objetivos que se ha marcado: “primero, conectar la ciudad con la naturaleza; segundo, conectar las comunidades de vecinos, y tercero, crear puestos de empleo con colectivos vulnerables”.
Beneficios para la salud de los huertos urbanos
Más allá de las cuestiones medioambientales existen beneficios individuales para la salud de los huertos urbanos. Existe evidencia científica de que pasar al menos 120 minutos a la semana en la naturaleza, tiene un efecto positivo en la salud. Este se incrementa progresivamente hasta llegar a los 200 – 300 minutos, aproximadamente de 3 horas y media a 5 horas semanales.
Vamos a clasificar los beneficios en tres grupos:
Beneficios para la salud física
Mejorar del tono musculo-esquelético. La práctica de la jardinería o del cultivo de una huerta, supone un ejercicio moderado regular que contribuye a mantener la fuerza muscular y ósea, así como la flexibilidad de las articulaciones. Una sesión diaria puede fácilmente alargarse más de media hora, lo que es especialmente conveniente para personas de una cierta edad. En estos casos hay que tener unas simples precauciones. Conviene prestar atención a las posiciones corporales y mantener la espalda lo más recta posible cuando nos agachamos o debemos encorvarnos. También hay que saber medir nuestras fuerzas a la hora de levantar pesos, por las posibles lesiones que se pueden producir.
Mejora en la salud cardiovascular y la presión arterial. El ejercicio físico moderado combinado con la relajación mental de esta actividad, contribuyen a reducir la presión arterial y a mejorar los parámetros de salud cardiovascular. Todos ellos factores con una gran huella en la salud, especialmente en personas mayores.
Mejora en la alimentación. La práctica de los huertos urbanos fomenta el aumento del consumo de productos frescos y, al contrario, la reducción del de alimentos ultraprocesados. A la larga puede ayudar a reducir tasas de obesidad y sobrepeso. Además, cuando se cultivan alimentos ecológicos, reducimos la exposición a fertilizantes y pesticidas industriales.
Beneficios para la salud mental
Desconexión y paz mental. En un entorno urbano, ligado a mayores niveles de estrés, la desconexión diaria, aunque tenga una pequeña duración, puede tener un claro impacto en la salud mental.
Aumento de la capacidad de concentración. Cuando realizamos el cuidado de la huerta solos, existe la posibilidad de aprovechar ese tiempo como una actividad de mindfulness. Es decir, un ejercicio mental que de manera natural nos permite concentrarnos y focalizar la atención, para mejorar la salud mental. Pero para eso, un consejo, ¡dejar el teléfono móvil en casa durante los 30 a 60 minutos que pasemos en el huerto!
Se sabe que el desarrollo de relaciones sociales contribuye a la salud integral de las personas. Una contradicción de los entornos urbanos, es que, frente a la alta concentración de población, existe un mayor riesgo de que ciertas personas queden aisladas. Un huerto urbano es una excusa estupenda para conocer a los vecinos y desarrollar relaciones personales y solidarias, aumentando la sensación de bienestar personal.