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El huevo hilado es una elaboración alimenticia decorativa, que recuerda al cabello de ángel. Pero, así como es este caso la materia prima es la calabaza, en el huevo hilado trabajamos con la yema de huevo endulzada con azúcar.
Su textura, su brillante color amarillento y su aspecto particular, la convierten en un elemento que ensalza la presencia de postres y canapés. Pero también se usa como topping con un contraste dulce frente a platos salados de carnes, fiambres y pescados, sobre todo de salmón.
Preparar huevo hilado es laborioso, te explicamos cómo hacerlo. Una alternativa es comprarlo ya hecho, idealmente fresco y sin conservantes.
Historia del huevo hilado
Se puede decir, que la historia de la gastronomía refleja fielmente la inquietud y el espíritu curioso y experimental del ser humano. Resulta sorprendente, meterse en la mente de los monjes bizantinos que en el siglo XI elaboraban diferentes pasteles y dulces. En algún momento se les ocurrió la elaborada receta de yema de huevo para adornar un bizcocho borracho de frutas, al que bautizaron como “barba de monje”. Y efectivamente, parecían las mismísimas barbas de un monje rubio que se hubieran puesto a remojo.
Más tarde, cogió un gran protagonismo en la cocina portuguesa del siglo XV. De hecho, hay quien piensa que estar receta es originaria de Portugal, donde podemos apreciarlo hoy en día en las famosas pastelerías, que lo usan asiduamente.
Como los portugueses eran grandes viajeros, la llevaron consigo hasta el extremo oriente. Y es que la cocina de fusión no es un invento de nuestros días. Algunos avispados cocineros japoneses y tailandeses, sacaron provecho y la usaron en sus propias recetas locales.
¿Cómo se prepara huevo hilado casero?
La receta es bastante sencilla respecto a la lista los ingredientes, pero más complejo en cuanto al proceso de elaboración bastante laborioso.
Ingredientes
Empecemos por lo primero, nos basta media docena de huevos, una tacita de azúcar y medio vaso de agua (el doble de azúcar que de agua).
Entre los utensilios necesitaremos un hilador de cocina, si no una jeringa grande o incluso un biberón con un agujero amplio. También unas pinzas de cocina.
Preparación
- Guardamos un bol de agua en el congelador, que usaremos más tarde para enfriar el preparado.
- En una cacerola mediana vertimos el agua y preparamos un almíbar añadiéndole el azúcar. La cantidad de azúcar debe ser parecida a la de agua. Es así como, a fuego lento y con la ayuda de un cucharón para remover el agua, esta se vaya mezclando con el azúcar. Así dará lugar a una especie de jarabe con una cierta consistencia. La mezcla estará lista cuando aparezca una capa de pequeñas burbujas en el exterior del jarabe.
- Cascamos los huevos y separamos las yemas de las claras. Para ello colocamos dos recipientes y sobre la cáscara dejamos que la clara, por su densidad caiga poco a poco en uno de los recipientes. Cuando veamos que prácticamente sólo queda la yema en la cáscara, la guardamos en el otro. Las claras que no usaremos en el hilado, son muy ricas en proteínas, y tienen otros usos.
- Batimos ligeramente las yemas. Las filtramos con un colador para retirar las partes menos líquidas de las mismas. Es así que conseguimos una masa casi líquida y homogénea que nos servirá para hacer los hilos de huevo.
- Con la ayuda de un hilador, o alternativamente del biberón o jeringuilla, vertemos lentamente los hilitos de yema sobre el almíbar cuando esté en ebullición. Con el fuerte calor estos hilos se cocerán rápidamente, en menos de un minuto.
- Los retiramos inmediatamente con la ayuda de una espumadera y lo sumergimos en el bol de agua helada que sacaremos del congelador.
- Una vez enfriados en apenas unos segundos, los volvemos a retirar del agua helada con una pinza de cocina y lo dejamos reposar en papel absorbente, para eliminar la humedad.
Repetiremos el proceso con nuevos hilos que vertemos en el almíbar en evaporación, hasta obtener la cantidad deseada.
Te recomendamos paciencia para este proceso.
Pero si no tienes suficiente tiempo, siempre puedes adquirirlos frescos en una buena pastelería de confianza. Ssobre todo en época navideña. Cuando es frecuente decorar algunas carnes o entremeses con este rico y divertido contraste de dulzor.