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El kimchi es para los coreanos algo así como la paella para los españoles. Uno de sus platos tradicionales emblemáticos más conocidos y cuyo consumo se extiende por otros países de Asia. Pero el kimchi también se está popularizando en otras regiones del mundo debido a su sabor ligeramente ácido y picante así como a su valor nutricional. Sus verduras le aportan fibra, vitaminas y minerales. Y el proceso de elaboración por fermentación hace que genere probióticos, que pueden ayudar a mejorar la salud intestinal.
Vamos a explicar por qué tanto éxito, hasta el punto de haber sido inscrito por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
¿Qué es el kimchi?
El kimchi es una preparación gastronómica que se prepara a partir de vegetales o plantas silvestres fermentadas. Quizás te suene más el chucrut, de origen centroeuropeo y que elabora a partir de hojas de col cortadas en filamentos.
El principio de preparación es el mismo, una fermentación que confiere un ligero sabor ácido. Algunas de sus verduras más comunes y que se mezclan, son repollo napa, rábano, cebolla verde, ajo y/o jengibre. La mezcla de vegetales se sazona con una pasta de chile y se deja fermentar durante unos días a temperatura ambiente.
Además forma parte de muchos aspectos de la cultura local. Por ejemplo no falta en acontecimientos especiales como bodas, cumpleaños y banquetes especiales, lo cual no quita que se pueda usar como acompañamiento en las comidas normales de trabajo o familiares.
¿Cómo comer kimchi?
Hay muchas variaciones de kimchi, y cada región de Corea tiene su propia receta y técnica de fermentación.
Los restaurantes coreanos lo sirven típicamente como acompañamiento en las comidas, y se puede servir frío o caliente. Se puede comer solo, con arroz, con noodles, con marisco, en sándwiches, ensaladas o como ingrediente en platos cocidos, como guisos y sopas.
El sabor del kimchi es picante y ligeramente ácido debido a la fermentación, y puede ser un poco fuerte para algunos paladares occidentales no acostumbrados a la comida fermentada. Si es la primera vez que pruebas el kimchi, es recomendable empezar por una pequeña cantidad para acostumbrarse al sabor.
¿Cómo se fermenta?
En el caso del kimchi, y al igual que se hace con otros alimentos fermentados como el yogur, el o el chucrut, los alimentos se exponen a las bacterias y/o levaduras que se utilizan para la fermentación y se dejan evolucionar en un ambiente controlado.
Durante la fermentación, los microorganismos descomponen los carbohidratos y otros nutrientes en ácido láctico, alcohol, dióxido de carbono u otros compuestos químicos. Estos compuestos producidos por la fermentación son responsables del sabor, la textura y el aroma característicos de los alimentos fermentados.
Pero, además, la fermentación puede mejorar la digestibilidad y la biodisponibilidad de nutrientes en los alimentos.
Patrimonio de la humanidad
Al igual que la dieta mediterránea, el kimchi coreano, ha sido un de los pocos platos considerados como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, por la Unesco.
La Unesco destaca además de sus propiedades nutricionales, la ceremonia conocida como kimjang. Una actividad de intercambio de recetas entre vecinos, colegas de trabajo o familiares para aprender nuevos usos del kimchi. Tal como sucede con las sociedades gastronómicas del norte de España, los lazos culturales se fortalecen alrededor de una maravillosa experiencia culinaria.
En definitiva, una buena excusa para ir a un restaurante coreano y probar nuevos sabores.