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El invierno es un periodo en el que nuestro organismo se resiente por la falta de luz, por las temperaturas frías y la menor actividad física. La naturaleza nos compensa con alimentos de temporada, que nos aportan nutrientes útiles para reforzar el sistema inmunitario. La mandarina es sin duda, junto a otros cítricos como la naranja, una opción interesante.
En primer lugar, una mandarina forma parte de las cinco raciones de frutas y verduras recomendadas diariamente por la OMS. Entre sus aportes más interesantes contamos con la fibra y las vitaminas, especialmente la C.
Segundo, nuestro país es un gran productor, especialmente en todo el Levante. Por tanto, podemos considerarlo una fruta de proximidad frente a otras opciones importadas. Y también es una fruta de temporada, a degustar a lo largo de los meses invernales. No tiene en cambio sentido comprarla en verano, importada desde el hemisferio sur.
Otro motivo para consumirla es que goza de un sabor y olor agradables y resulta refrescante en la boca. Tiene la ventaja frente a la naranja de que es más fácil de pelar, pudiendo hacerse sin la ayuda de un cuchillo, y su tamaño más pequeño se adapta bien a los niños.
Por último, las mandarinas, adquiridas en un mercado de fruta a granel, soslayan el costo de envases de plástico o cartón. Y evita el impacto medioambiental de procesos industriales, si la comparamos con los postres industriales.
Historia de la mandarina
El mandarino, al igual que el naranjo, es un pequeño árbol frutal conocido científicamente como citrus reticulata. Su origen se sitúa en los bosques tropicales des sureste de Asia, más concretamente de China y de la península de Indochina.
La mayoría de lenguas europeas utilizan vocablos similares, que hacen referencia a la cultura mandarina en China. Parece que fueron los navegantes portugueses, los primeros europeos que descubrieron esta fruta. Sin embargo, su introducción en el viejo continente fue más tardía que la del naranjo. Realimente es en los siglos XIX y XX que se comienza a producir de manera importante en las regiones costeras del mediterráneo.
Producción de mandarina
La mandarina es parte de la familia de los cítricos, pequeños árboles de la familia conocida como rutáceas. Aquí se incluyen también las naranjas, los limones, las limas, los pomelos o las piñas.
El crecimiento de la producción mundial de mandarina ha sido sostenido a lo largo de la última década, ya que tiene una aceptación entre los consumidores. En 2020 se alcanzaron más de 33 millones de toneladas.
Los principales productores mundiales son los siguientes, con datos de producción en millones de toneladas.:
- China 20
- España 2,3
- Turquía 1,6
- Marruecos 1,4
- Japón 0,9
En España destaca la producción de la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía.
Indicación Geográfica Protegida (IGP) Cítricos Valencianos
Aunque existan mandarinas de gran calidad en todo el arco mediterránea hay que destacar la producción integrada en la IGP Cítricos Valencianos. Este consejo regula la producción de otros cítricos como la naranja y el limón, cosechados exclusivamente en la Comunidad Valenciana.
Entre las misiones del Consejo Regulador, están el velar por la calidad del fruto, y asegurarse el control del origen del mismo. Por último, se comprometen a la promoción tanto en el territorio español como a nivel internacional, especialmente en Europa, que es el gran mercado de exportación.
Información nutricional
El perfil nutricional de la mandarina es muy similar al de la naranja, para empezar ambas son ligeras aportando muy pocas calorías. Y es que alrededor del 90% del peso corresponde a agua, por lo que son hidratantes y refrescantes.
Incluyen una cantidad interesante de fibra. Cuando las consumimos como postre ayudan a saciar el apetito.
Tienen un alto contenido de vitamina C, ligeramente por debajo del de las naranjas. Por tanto, son antioxidantes. Al contener además flavonoides, tienen propiedades antinflamatorias.