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La lactoferrina es una proteína que encontramos tanto en medicamentos registrados en la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) como en complementos alimenticios registrados en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Tiene varias funciones importantes en el organismo, la más conocida su influencia en la absorción del hierro. Pero también otras relacionadas con la respuesta inmune y de otros tipos. Es por eso que la industria alimentaria y farmacológica se han interesado. Hoy podemos encontrar tantos fármacos como complementos alimenticios que utilizan esta molécula de forma funcional.
¿Qué es la lactoferrina?
La lactoferrina es una proteína multifuncional que se encuentra en los mamíferos, incluyendo los humanos. Es conocida por su capacidad para unirse al hierro y desempeñar un papel importante en la regulación del metabolismo del hierro en el cuerpo. Además tiene propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y antioxidantes.
La lactoferrina se encuentra en varios fluidos corporales, como la leche materna, las lágrimas, la saliva y el moco, así como en algunos órganos y tejidos del cuerpo. La investigación sobre la lactoferrina sigue siendo un área activa en la ciencia y la medicina, ya que se exploran sus diversas funciones y aplicaciones terapéuticas.
¿Para qué sirve?
Hace varias décadas que se estudia la lactoferrina por sus numerosas propiedades, por las que ha llegado a ser calificada como una molécula extraordinaria. Como curiosidad, durante la pasada pandemia Covid se propagó la idea de que podía contribuir a curar el virus. Sin embargo, nunca se demostró que esto fuera cierto.
En todo caso, la lista de funciones clave de en las que interviene es numerosa como vamos a ver.
- Captación y liberación de hierro. En un post anterior hemos hablado de la importancia del hierro en el organismo humano. Pues bien, la lactoferrina cumple una función esencial en su disponibilidad ya que tiene la capacidad de unirse al hierro en el cuerpo, ayudando en su transporte y absorción en el intestino. También puede liberar el hierro en entornos ácidos, como el del estómago, lo que dificulta el crecimiento de ciertos microorganismos que requieren hierro para su supervivencia.
- Actividad antimicrobiana. Está demostrado que la lactoferrina tiene propiedades antimicrobianas, lo que significa que puede ayudar a combatir bacterias, virus, hongos y otros patógenos. Se cree que esta actividad antimicrobiana se debe a su capacidad para unirse al hierro, privando a los microorganismos de este nutriente esencial.
- Modulación del sistema inmunológico. También puede modular la respuesta inmunológica, ayudando a regular la inflamación y estimulando la actividad de ciertas células del sistema inmunológico.
- Actividad antioxidante. La lactoferrina puede actuar como antioxidante, ayudando a neutralizar los radicales libres y proteger las células del daño oxidativo.
Una de las posibilidades adicionales que se estás estudiando hoy en día es sus posibles propiedades preventivas frente al cáncer. Parece que estaría relacionada con su actividad antioxidante y antiinflamatoria. Asimismo con su rol para facilitar la respuesta inmunitaria del organismo. En todo caso, no debemos hablar de un producto milagro, ya que como hemos visto en otros posts, una alimentación equilibrada con una base importante de frutas y verduras también tiene propiedades similares.
¿Qué alimentos aportan lactoferrina?
Antes de repasar esos alimentos, hay que saber que las células del cuerpo pueden producir reacciones químicas para generar lactoferrina. Por eso una persona sana no necesita un complemento de este componente para estar sana. Además se encuentra de forma natural en algunos alimentos.
La lactoferrina aparece en la leche de casi todos los mamíferos. Y por supuesto en la leche materna, que es una fuente muy rica para los bebés. Es importante saber que los calostros que el seno materno segrega tras el parto contienen picos especialmente altos de lactoferrina que responden a las necesidades de los recién nacidos.
Los adultos también podemos encontrarla en los lácteos que consumimos y sus derivados. También está presente en otros alimentos de origen animal.
- Leche de Vaca. La leche de vaca, la más consumida, contiene lactoferrina, aunque en menor cantidad que la leche materna. La cantidad puede variar dependiendo del tipo de leche y del procesamiento al que se haya sometido.
- Derivados lácteos: queso, yogur, etc. Especialmente los más frescos. La cantidad varía según el tipo de queso y yogur.
- Carne: La carne, en especial la carne roja, es otra buena fuente. La cantidad puede variar según el tipo y la parte de la carne.
- Pescado: Algunos tipos de pescado, como el atún y el salmón, pueden contener lactoferrina.