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Una de las áreas de investigación médica más prometedora en los últimos años es la que se refiere a la microbiota intestinal y su relación con la longevidad y la salud. También conocida como flora intestinal, se trata de más de 1.000 especies diferentes, que a su vez aportan millones de microorganismos, principalmente bacterias, pero también virus y hongos que colonizan nuestro sistema digestivo de manera simbiótica. Difícil de creer que pesan unos dos kilos.
Pero lo interesante es que tienen un efecto en el sistema inmune, la salud física y mental insospechada. Hasta el punto de que cada vez más estudios muestran una relación entre la cantidad y calidad de la microbiota y la longevidad. Para ilustrar comentaremos un estudio recientemente realizado en China en personas centenarias.
¿Cómo se desarrolla la microbiota?
Los investigadores creen que para el desarrollo de la microbiota son decisivos los primeros meses de vida. Incluso parece ser que se inicia en los fetos antes del nacimiento, influidos por la alimentación de las madres.
Al nacer, se constata un mayor desarrollo de la microbiota de los bebés que nacen por el canal de parto materno que los que lo hacen por cesárea. Algo sorprendente, pero la exposición a las bacterias en la vagina de la madre tiene un impacto positivo en los intestinos de los pequeños.
Posteriormente, durante los primeros meses de vida, la lactancia materna favorece su desarrollo. De hecho, se sabe que entre los nutrientes de la leche humana, existen probióticos únicos, o sea bacterias, que de manera natural son digeridas por los pequeños y colonizan su joven intestino.
Se desconoce cómo se producen exactamente todos estos mecanismos, pero los primeros meses de vida serían decisivos también por este motivo, para la salud que se tendrá de adultos.
Por el lado contrario, los pequeños son proclives a sufrir infecciones en los primeros años de vida, cuando su sistema inmune es todavía inmaduro. Por eso suelen tomar antibióticos orales, que desafortunadamente tienen un efecto secundario negativo en la flora bacteriana del intestino. Es una de las razones adicionales para no abusar de los antibióticos.
Flora intestinal y alimentación
Cuando analizamos la infancia, adolescencia y edad adulta, parece ser que son los probióticos y los prebióticos los nutrientes que más influyen en la consolidación y mantenimiento de una buena flora intestinal.
Es más raro que los probióticos se incorporen a una dieta normal. Se sabe que los yogures contienen multitud de bacterias beneficiosas, pero el problema es que durante la digestión en el estómago se destruyen, sin saberse si una cantidad aceptable consigue sobrevivir. Por eso la ingesta de probióticos en cápsulas que los protegen en el estómago y se deshacen en el intestino, permite un mayor grado de éxito.
En cambio, los prebióticos son una alternativa con absoluta disponibilidad, barata y que está incluida en todas las dietas en las que se toman frutas y verduras frescas. Hablamos de la fibra y los hidratos de carbono de baja absorción que llegan hasta el intestino grueso. Pues bien, cuando más variada y abundante sean las frutas y verduras mejor para la flora intestinal.
Es decir, nuestras abuelas tenían razón cuando decían que había que comer de todo, refiriéndose a los productos frescos de temporada como legumbres, verduras, frutas y frutos secos. Así que no tiene sentido hablar de superalimentos. No se trata de comer gran cantidad de un producto de moda, se trata de seguir una dieta rica y variada de hortalizas, legumbres, verduras, frutas, etc. Y eso sí, por el contrario evitar los ultraprocesados que pueden dañar la flora intestinal.
Microbiota y longevidad
El deterioro de la microbiota es uno de los procesos degenerativos de las personas mayores, por alguna razón con el paso del tiempo se va perdiendo cantidad y variabilidad de esos pequeños organismos que nos acompañan.
Pero también hay varios estudios que muestran que las personas mayores que mantienen una microbiota más variada y sana, sufren menos procesos inflamatorios, gozan de mejor salud física y también mental. Y esto redunda en una mayor longevidad.
Por ejemplo, recientemente se publicó un estudio que ilustra bien la relación de la microbiota con la salud y la longevidad de las personas mayores. Se refiere a un análisis clínico de 1575 adultos en China con edades entre los 20 y 117 años. Se incluían a 297 personas centenarias. Pues bien, esas personas con edades superiores a los 100 años disponían de una microbiota más rica y numerosa que otras personas mayores.
¡Qué más necesitamos para comer más sano y variado!