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El silencio forma parte del entorno del yoga, silencio para desconectar, relajarnos y para focalizarnos en nosotros mismos y en los ejercicios. Aun así, algunos practicantes de yoga nos han preguntado si es bueno escuchar cierto tipo de música mientras se hace yoga. ¿O cuáles son los posibles beneficios? Asociamos música y yoga porque es bastante común que las sesiones de esta disciplina, se acompañen por una música relajante y suave.
Para responder a esta pregunta podemos acudir a la historia y tradición del yoga, para saber qué papel jugaba la música en la espiritualidad y culturas antiguas indias. Y entender ¿por qué se usan los mantras y qué significan?
Pero también podemos comprobar qué dice la ciencia moderna sobre los beneficios de la música cuando realizamos una actividad de este tipo. ¿Puede la música influir en nuestro estado de ánimo o ayudarnos a concentrarnos?
Historia del mantra y el yoga
Sabemos que los maestros orientales del yoga utilizan mantras en determinados momentos de los ejercicios de yoga. Esta es una técnica que se comparte también con la meditación, en el budismo.
La repetición del mantra, de una manera cíclica, ayuda a que nuestro foco se centre en el cántico. Alejándonos de la mente rumiante que nos acompaña en el día a día. Todos los que han experimentado esta experiencia, saben que poco a poco, mientras cantamos el mantra, nuestra mente se relaja. Los pensamientos se disipan y entramos en un estado de paz y serenidad ideales, para aprovechar al máximo el yoga. Las repeticiones de un mantra se llaman japa en sánscrito, una especie de oración que nos abre a la espiritualidad.
Los historiadores consideran que el término mantra se utilizó por primera vez en la India, en el segundo milenio AC. De hecho, aparece en el célebre texto de tradición védica, Rigveda. Un libro religioso en el que se evocan los viejos dioses hindúes, mediante unas oraciones o cánticos repetitivos.
Los mantras no siempre tienen un significado literal, a veces resultan simplemente evocadores de un estado espiritual. La etimología proviene de dos raíces en sánscrito: man, que traducimos como “mente” y tra, que sería algo parecido a instrumento o herramienta. Por tanto, de manera conjunta estaríamos ante un “instrumento para la mente”.
Principales beneficios de la música junto al yoga
Sabemos de una manera intuitiva que la música nos ayuda a relajarnos o a conectar con algunos sentimientos personales. ¿Pero existe desde una perspectiva científica una explicación de esto? ¿Y cómo interactúa respecto a los ejercicios de yoga?
La conclusión inmediata es que sí, existe una amplia evidencia científica sobre los beneficios en la salud física y mental de la música. Y se sabe, cuáles son los mecanismos fisiológicos que permiten aumentar el bienestar gracias a la música. Estos ayudan a su vez a los beneficios del yoga.
- Resulta relajante y ayuda a desconectar del estrés. Uno de los objetivos del yoga, especialmente cuando se imparte en entornos urbanos, es desconectar del fuerte ritmo y meditar. La música suave, refuerza este beneficio a través de dos mecanismos. Por un lado, se segrega serotonina, una hormona que bloquea parcialmente a la cortisona, la hormona del estrés y la ansiedad. Por otro, la música actúa sobre la amígdala, una pequeña zona del cerebro clave en la gestión del miedo y el estrés.
- Mejora del aprendizaje. Cuando escuchamos música, ya sea en una sesión de yoga, o en cualquier otro momento, se activan circuitos neuronales relacionados con el hipocampo. Esta zona de la corteza cerebral está ligada a los procesos de aprendizaje y consolidación de la memoria. El yoga también mejora las capacidades de atención y concentración, que son claves en el proceso de aprendizaje.
- Sentimos bienestar y placer. La música activa los circuitos del núcleo accumbens, unos tejidos neuronales relacionados con la sensación de placer y alegría. También, según el tipo de música, se genera dopamina, una de las cuatro famosas “hormonas de la felicidad”. Por otro lado, cuando realizamos los asanas del yoga, poco a poco nos focalizamos en nuestro cuerpo y mente. Es un ejercicio de concentración en el momento presente y en el lugar en que nos hallamos, que inspira un profundo estado de paz y bienestar
- Mejora del tono muscular, cuando se acompaña del baile. Es evidente que al hacer yoga no danzamos en el sentido literal del término. Aunque sí ejercitamos un amplio grupo de músculos y articulaciones de una manera secuencial. Cuando el ritmo de la música se adecúa a los ejercicios de yoga, es un buen acompañante. La música activa el cerebelo, en la parte posterior del cerebro, transmisor del movimiento en el cuerpo. Por eso, de una manera inconsciente, cuando escuchamos música, a veces se mueven rítmicamente nuestras piernas o brazos,
Observamos pues, que ciertos tipos de música tienen los mismos beneficios para la salud física, mental y hasta espiritual, que el yoga. La combinación adecuada de ambos, potencia el efecto de las sesiones que realicemos.
¿Qué tipo de música debemos usar para hacer yoga?
Es importante que sepamos escoger una música que ayude con las sesiones, y al contrario, que evitemos piezas que nos puedan distraer y nos descentren.
Algunos consejos:
- El tono del equipo de música debe ser bajo. La idea es que la música nos envuelva sin que nos demos cuenta, no que sea la protagonista de la sesión.
- No la usemos ni en la primera fase de desconexión, ni en la de relajación, para enfocarnos en estas dos fases importantes de la disciplina.
- Evitemos canciones, es decir, música en las que un cantante o un grupo usen letras. Llegado el caso, nos pueden servir melodías hindúes, ya que no entenderemos la letra, y no nos distraeremos tratando de entender el significado.
- No usemos canciones de moda o que hayan sido populares en el pasado. Si lo hacemos, inevitablemente nuestra mente hará asociaciones con los momentos en los que hemos escuchado esas canciones, por ejemplo, la canción del verano.
Usemos melodías de tipo étnico, algunas piezas de música clásica, música electrónica suave o incluso obras musicales que integran sonidos de la naturaleza. En definitiva, música que contribuya a alcanzar un estado meditativo. Por supuesto, ¡nada de rock, heavy, punk o flamenco!