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La ortorexia es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que puede impactar seriamente en la salud integral de las personas que lo sufren. El mundo actual, donde la publicidad, la influencia de las redes sociales y de los “influencers” son mayores que nunca, es también por desgracia la época de los trastornos alimenticios. La relación causa efecto es evidente.
La mayoría de los lectores están familiarizados con problemas como la obesidad, la anorexia, la vigorexia, la bulimia, la búsqueda de dietas y soluciones milagrosas para adelgazar, etc. Añadimos ahora la ortorexia como otro trastorno obsesivo de la alimentación. Se caracteriza porque el individuo sigue continuamente una conducta de alimentarse sanamente. Aun deteriorando algunas parcelas de su vida, que vamos a explicar.
Ortorexia ¿qué es?
Si decimos que existen personas obsesionados por comer bien, a priori podemos pensar que no es grave, y que al contrario, su comportamiento les ayuda a mantener una buena salud. El problema es que estamos viendo el pico de un iceberg y debajo se pueden esconder ideas y comportamientos perjudiciales para el bienestar de esas personas. Vamos a ver por qué.
La ortorexia está definido a nivel psicológico, como un trastorno obsesivo de la conducta alimentaria. Las personas que lo sufren, adaptan hasta extremos insospechados, su obsesión por comer alimentos sanos. A diferencia de la anorexia, no están centrados en perder peso, sino en mantener la salud a través de un comportamiento obsesivo con la alimentación.
La ortorexia y la salud integral
La OMS define la salud integral como un a un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Sin duda la alimentación es uno de los factores que más incide en ese bienestar.
Sin embargo, cada vez hay más evidencia de la enorme conexión entre salud física, mental y las relaciones sociales frecuentes y sanas. Así que cuando la obsesión alimenticia comienza a erosionar estas otras parcelas de la salud, tenemos un problema.
Disfrutar con la comida, saborearla, cometer algunos pequeños excesos tras una agradable reunión de amigos o de familiares, es parte de una vida feliz. La cultura latina es muy sabia al respecto. Frente a los anglosajones, que tienen una visión más funcional de la comida, los latinos saben construir un ritual social en torno a la misma. Y eso incluye esas veladas relajadas y felices, donde comemos un poco de más, a veces con alcohol, grasas y dulces.
Esto es parte de la vida, y no tiene ningún problema si se hace esporádicamente, quizás una vez a la semana o cada dos. Al contrario, contribuye a sentirse satisfechos con la existencia, lo que impacta en la calidad de vida pero también en la longevidad. Y si no.¿cómo se entiende que España e Italia se sitúen habitualemente entre los 5 o 6 países con mayor longevidad mundial.
Por el contrario, cuando se deja de acudir a reuniones de amigos por el restaurante que han escogido. Cuando los pensamientos y las conversaciones se centran continuamente en esta obsesión. Cuando se es incapaz de disfrutar de forma relajada en una fiesta o una velada social por los alimentos y bebidas que se sirven. Cuando se influye excesivamente en los hijos u en otros familiares por su alimentación, es posible que estemos viviendo este trastorno.
¿Cómo comer bien?
Decía el gran nutricionista Francisco Grande Covián, que no existen alimentos buenos o malos sino dietas equilibradas o descompensadas. Es decir, cualquiera se puede y se debe permitir comer un pastel graso y azucarado. La cuestión es hacerlo de manera puntual, por un cumpleaños o por una fiesta familiar.
El modelo de dieta mediterránea da muchas pistas sobre lo que es comer sano. Y el concepto de pirámide alimentaria, sobre los alimentos que se deben comer a diario, semanalmente o ¿por qué no? cada dos o tres semanas, auqnue sean grasos, dulces o denostados.
Síntomas de la ortorexia
Ser conscientes de que sufrimos nosotros o alguien de la familia ortorexia, es el primer paso para afrontarla. Un buen psicólogo es el siguiente paso para analizar el problema. Nos ayudará a adquirir plena consciencia y establecer pautas y cambios en la conducta, que nos ayuden a vivir mejor.
¿Cuáles son los síntomas que nos deben de alertar?
- Cuando de manera espontánea o premeditada, acabamos dedicando más de dos o tres horas diarias a pensar en cómo seguir una dieta sana. ¿Dónde vamos a comprar los alimentos? ¿Qué variedades de la gama? ¿Cómo lo vamos a cocinar? ¿Anotamos un diario con las comidas?, etc.
- Planificación continua de las comidas siguientes. No solo pasamos mucho tiempo pensando en las comidas del día, sino en las de la semana completa. Así buscamos un equilibrio absoluto de nutrientes.
- Nos preocupamos de manera obsesiva por la calidad de los alimentos, olvidando el placer de las comidas. A menudo se persigue obsesivamente variantes ecológicas o veganas. Leemos continuamente la lista de ingredientes y las tablas nutricionales de los envases, etc.
- Nuestra conducta comienza a deteriorar nuestra calidad de vida porque perdemos espontaneidad. Nos volvemos excesivamente organizados. No dejamos espacio a la improvisación, a un plan sobre la marcha, etc.
- A la menor excepción a las reglas alimentarias que nos autoimponemos, sufrimos sentimientos de culpabilidad y remordimiento.
- Nuestra conducta impacta en nuestras relaciones sociales. Nos alejamos de algunas personas por sus hábitos de comidas, por no compartir momentos en torno a una mesa.