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Una de las partes del cuerpo que más complejos produce en las personas son las orejas. Tanto es así que, en España, la otoplastia se ha convertido en una de las cirugías que más se realizan a los menores y adolescentes. Estos, en su día a día, pueden verse afectados por comentarios despectivos por sus “orejas de soplillo”.
Los expertos, como la Doctora Teresa Bernabéu, consideran salientes las orejas que sobresalen más de 2 centímetros. Esta intervención quirúrgica se puede realizar para pacientes de cualquier edad, siempre y cuando las orejas hayan alcanzado su tamaño definitivo. Generalmente, a partir de los 5 años, las orejas ya están desarrolladas.
Una operación que empezó en la India
Para conocer el origen de la otoplastia tenemos que viajar al pasado, más específicamente a la India del siglo V antes de Cristo. Por aquella época, las personas desarrollaban ya procedimientos arcaicos de cirugía plástica sobre pacientes que se habían enfrentado a castigos y, en consecuencia, habían sufrido amputaciones en diferentes partes de su cuerpo, entre ellas las orejas. Sin embargo, tendremos que avanzar hasta 1881 para conocer la primera otoplastia estética con resultados positivos, gracias a Edward Talbot Ely.
Actualmente, podemos definir la otoplastia como esa operación cuya finalidad es cambiar la forma, la posición o el tamaño de las orejas y conseguir una simetría perfecta.
La intervención ha ido desarrollándose a lo largo de los años hasta convertirse en una operación muy segura y con un altísimo nivel de satisfacción. Las técnicas usadas han ido desarrollándose hasta reducir las complicaciones que pueden aparecer en el postoperatorio.
El perfil del paciente de una otoplastia
¿Una de tus orejas o ambas sobresalen demasiado de tu cabeza? ¿Tienes las orejas grandes en comparación con el tamaño de la cabeza? Si la respuesta para una de estas preguntas es un “Sí”, la otoplastia podrá corregir estas imperfecciones.
Sin embargo, esta operación no solo corrige las llamadas “orejas de soplillo”. Existen otros problemas que también se pueden corregir con ella. Por ejemplo, la oreja contraída o la oreja en copa. También, se puede mejorar los lóbulos alargados o rasgados.
Las alteraciones que se dan en las orejas, generalmente, son congénitas y con frecuencia hereditarias. Además, es la malformación craneofacial más frecuente en nuestro país, ya que cerca de un 5% de la población la sufre.
Así, la otoplastia puede hacer frente a problemas como:
- Orejas prominentes.
- Orejas con un tamaño excesivo.
- Orejas contraídas.
- Falta de simetría.
- Orejas en forma de copa.
- Lóbulos rasgados.
- Lóbulos alargados.
- Orejas despegadas.
Los días posteriores a la operación
Tras la intervención, la doctora tapará con vendas las orejas para protegerlas. Lo más común entre los pacientes es sentir picazón en la zona, pero es normal. Además, se aconseja dormir boca arriba para no ejercer presión en las orejas.
La herida tarda en cicatrizar aproximadamente 2 semanas. El postoperatorio de una otoplastia dura al menos 6 semanas y la recuperación completa podría alcanzar el año.
No cabe duda que la otoplastia ya no solo mejora el aspecto físico de la persona, también evitará futuros problemas psicológicos.