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El pistacho es un pequeño fruto seco que ha adquirido popularidad en los últimos años. Se consume tanto en crudo como ingrediente de ensaladas, repostería, pasta, helados, etc. Y es que su textura crujiente y su sabor delicado, agradable al paladar, lo hacen combinar con numeroso platos.
Frente a otro tipo de frutas, el consumo de frutos secos es creciente en buena parte del mundo. Según datos de la International Nut & Dried fruit Council Foundation (IND), el pistacho es el tercer tipo de fruto seco con mayor producción, superando ligeramente el millón de toneladas métricas a nivel mundial en 2020.
Producción de pistacho
De nuevo acudiendo a datos de la INC, la producción de pistachos se ha doblado en siete años. El mayor productor mundial es Estados Unidos con 477 mil toneladas métricas en 2020. Le siguen varios países del entorno de oriente medio, Turquía con 302 mil, Irán con 190 mil.
China, que se ha incorporado más recientemente al mercado produce más de 80 mil toneladas métricas y además es el mayor importador del mundo, con más de 100 mil, lo que hace que sea el mayor mercado de consumo mundial.
En Europa la producción es pequeña, sobresaliendo Grecia y España con poco más de 8 mil toneladas cada uno. En el caso español, su cultivo es relativamente reciente, allá por los años 80 del pasado siglo comenzó a introducirse en zonas Castilla La Mancha, Castilla León, Aragón, Andalucía y Murcia.
Historia
La mayor producción mundial de pistacho se sitúa en la franja que va desde Afganistán hasta Turquía, pasando por Irán, Irak y otros países de la zona. Y es que los análisis arqueológicos muestran que las primeras plantaciones del árbol del pistacho, o pistachero, se sitúan alrededor de los que hoy es Irán.
El cultivo del pistacho, como el de otros frutos secos, representaba una ventaja ya que se pueden conservar en buen estado durante varios meses. Al ser nutricionalmente tan ricos, almacenarlos era una ventaja en caso de escasez y hambrunas.
Se cree que hicieron su aparición en el Europa, a través del Imperio Romano, que en su época de mayor expansión llegó a extenderse hasta la antigua Mesopotamia y Babilonia, haciendo frontera con el Imperio Parto, desde donde se introdujo el pistacho.
Cultivo de pistacho
El árbol del pistacho, también conocido como pistachero y alfónsigo, es similar en tamaño al almendro. Si se le deja crecer en su máximo esplendor puede llegar a tener una copa de 10 metros de altura, pero cono los procesos de poda, se suelen situar en unos 3 a 5 metros.
Son de crecimiento lento y muy longevos, en Asia Occidental existen ejemplares de más de 500 años de vida. Están bien adaptados a los climas esteparios de sus regiones de origen. Soportan con facilidad inviernos fríos y con heladas y veranos muy calurosos y secos. Asimismo, son capaces de prosperar en tierras salinas, como los desiertos del interior de Irán. Por todo ello pueden crecer fácilmente también en el interior de la península ibérica.
De hoja caduca, la floración se da en primavera y la cosecha se realiza entre finales de agosto y septiembre.
Al plantarlos, tardan 7 u 8 años en comenzar a dar fruto, aumentando progresivamente su producción hasta los 15 a 20 años. Su pequeño fruto alargado está protegido por una cáscara de color terroso, que es más fácil de abrir que para otros frutos secos, lo que facilita su consumo. La semilla de color verde claro, ha dado nombre a un color. Está cubierta por una fina piel.
Información nutricional pistacho
Como otros frutos secos, el pistacho es un alimento completo y saludable. Aunque también algo calórico, por lo que no conviene abusar con grandes raciones.
Es relativamente alto en grasas vegetales, espacialmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, que ayudan a controlar el nivel de colesterol y triglicéridos, al igual que la tensión arterial.
También aportan una cantidad de proteína vegetal. Destacan, aunque algo menos que las almendras, por su fibra.
Para acabar también son una buena fuente de vitaminas y minerales.