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Vamos a hablar del colorante alimentario tartrazina, escrito también tartracina. Normalmente lo identifiquemos en una etiqueta como colorante E102. Lo encontramos en alimentos procesados o como parte de la fórmula de un colorante alimentario para cocinar. En este caso comprobaremos que es de un vistoso color anaranjado y que a veces se combina con otros colorantes para adquirir otras tonalidades.
Está permitido en la UE, aunque es controvertido por sus posibles efectos secundarios. Repasaremos pues, cómo se usa, y también los riesgos para la salud que implica, cuando se consume excesivamente. También hablaremos de alternativas naturales.
¿Cómo se obtiene la tartrazina?
¿Estás preparado para sorprenderte? La tartrazina que se añade a tantos alimentos preparados forma parte de los colorantes artificiales azoicos. Todos ellos derivados del petróleo, sí, sí, como lo oyes.
Además, es importante saber que los colorantes azoicos forman parte de los más usados por la industria alimentaria. Se calcula que más de la mitad de los que se usan en alimentación pertenecen a este grupo, ya que son baratos de producir y tienen una buena funcionalidad.
Riesgos de la tartrazina
Cuando se consume con frecuencia existen efectos secundarios que pueden llegar a ser peligrosos. Por eso está prohibido en algunos países como Australia y Noruega.
En la UE ha habido controversia entre algunos países, ya que chocan los intereses de los consumidores y de la industria. Por el momento se permite el uso en dosis pequeñas. Eso sí, debe ir acompañado por un aviso “puede tener efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños”. Y es que el sistema nervioso de los más pequeños es especialmente sensible a este compuesto que favorece la segregación de la histamina.
Otros riesgos cuando se consume en altas dosis son la aparición de eccemas y reacciones en la piel. Molestias respiratorias similares al asma. Estado de nerviosismo e insomnio.
Uso de colorantes en la cocina
Tradicionalmente los colorantes naturales se han usado en la cocina. Por ejemplo, nuestras abuelas tenían un botecito de azafrán, ese inapreciable y caro condimento que se obtiene de los estigmas de la flor del azafrán. Una paella, no se consideraba auténtica paella, sin ese tono amarillento que tanto nos gusta en el arroz.
No es de extrañar, sabemos que la comida entra por los ojos. O como dirían de manera pedante los sibaritas modernos, la gastronomía es una experiencia holística, que abarca todos los sentidos, incluyendo la vista.
Sea como sea, el problema viene de que en las últimas décadas la industria alimentaria ha desarrollado diferentes alternativas de colorantes artificiales. Son más baratos de producir a través de procesos químicos, pero menos naturales y saludables.
La legislación alimentaria española y europea permite el uso de colorantes artificiales, limitando su cantidad para evitar intoxicaciones. Pero no dejan de ser pocos saludables, sobre todo para las personas que consumen muchos alimentos envasados o ultraprocesados. Y para grupos de población más delicados, como los niños y ancianos.
Colorante Mercadona
Echamos de menos que las grandes cadenas de distribución no se movilicen para reducir el consumo de colorantes como el E102. Sirva de ejemplo Mercadona, la mayor cadena española de alimentación.
Si observamos su colorante alimentario veremos que la lista de ingredientes incluye harina de maíz, un 14% de tartrazina E-102 y sal.
Uso del colorante E102
Si quieres evitar la ingesta de colorantes artificiales lo más sencillo es comer más productos frescos, usando especias y colorantes naturales para cocinar, evitando alimentos envasados y preparados.
Si eres de los que no pueden evitar comprar algunos alimentos envasados por practicidad, fíjate en la lista de ingredientes para al menos evitar un consumo excesivo de tartrazina. Especialmente en envases de postres lácteos y flanes, patatas fritas de sobre y snacks, harinas, bollería, galletas, sopas, purés y cremas de verduras, salsas, mayonesa, conservas y otros platos precocinados.