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Una de los grandes legados que nos ha dejado la cocina asiática es el té, y entre ellos el té matcha. Se trata de hojas de té verde molidas, que se añaden en agua o con mezclas de otras bebidas.
Hay quien le atribuye grandes propiedades, realmente por su contenido no deja de ser una bebida sana, pero en ningún caso una bebida milagrosa, como algunos medios sostienen.
En los últimos años ha gozado de una gran popularidad en Europa, donde se consume no sólo mezclado en agua, también con leche, zumos o en “smoothies”. Su popularidad ha hecho que la industria alimentaria lo incorpore como ingrediente en productos de repostería.
Historia del té matcha
Las leyendas reivindican el primer uso del té en China. Se dice que unos 3000 años AC, el emperador Shen-Nung, probó casualmente agua hervida donde habían caído unas hojas de un árbol silvestre. ¡Y eureka! Acertó con la primera taza de este estupendo extracto.
En cambio, la elaboración de matcha se atribuye a un monje budista japonés llamado Eisai. Existen referencias de que, en 1191, importó semillas de té verde dese China. Así comenzó su cultivo en Japón, elaborando una receta a partir del molido de las hojas de té. De hecho, el sonido “cha” significa té en japonés y matcha, “té en polvo”.
Fue más tarde, en los siglos XVI y XVII cuando se refinó la delicada ceremonia del té, entre las clases altas de la sociedad feudal japonesa.
La llegada del té a Europa no deja se ser un tanto controvertida, por estar asociada a la historia del colonialismo y por las condiciones de trabajo de la recogida. En primer lugar se introdujeros de la mano de los marinos y comerciantes portugueses en el siglo XV. Los mejores exploradores de la época fueron nuestros vecinos lusos, quienes fundaron centros comerciales a lo largo de la costa asiática. Desde la India hasta el sur de China.
Más tarde los comerciantes holandeses tomaron el relevo. La célebre Compañía Holandesa de las Indias Orientales, asumió el monopolio del mercado del té con grandes ganancias. Así hasta que nuevamente fueron los ingleses quienes, a través de su imperio, y de sus colonias en la India, los que dieron un nuevo impulso al consumo de esta infusión.
Diferencias entre té matcha y té verde
Hablamos del mismo producto, pero con tratamientos diferentes, que les infieren características organolépticas y propiedades diferentes. Ambos tipos se elaboran a partir de las hojas del arbusto de té verde, o Camelia sinensis.
En el primer caso, normalmente se recoge las hojas nuevas del brote, más las tres o cuatro siguientes. Los mejores tés se recolectan a mano. Le siguen varios tratamientos de temperaturas, incluyendo un vaporizado y un secado, para poder llegar a los extractos que nos interesan.
En el segundo, además de los tratamientos mencionados, las hojas trituradas se separan más minuciosamente de los tallos. Y se muelen para elaborar el fino polvo verde del té matcha. Además, previamente a la recogida y durante algunas semanas, los arbustos se cubren con unos finos cobertores. Esto contribuye a aumentar la concentración de clorofila, cafeína y teanina, lo que permite intensificas el sabor y aromas de las hojas.
Naturalmente este sofisticado proceso y su importación desde Asia, explican el precio relativamente caro de este producto.
¿Cómo consumir el té matcha?
En el caso del té verde tradicional, las infusiones de preparan mezclando en agua muy caliente, bolsitas o extractos de té en un colador. Hay quien añade una pequeña cantidad de azúcar o miel (no los amantes del té, ya que enmascara su sabor), limón o jengibre. Esta elaboración, junto al proceso de producción anteriormente descrito, hacen que solo entre un 10% y 15% del extracto se consuma en la infusión.
Por el contrario, el té matcha se añade directamente en polvo sobre el agua caliente. El ceremonial japonés exige el uso de una especie de brocha batidora de bambú. Primero vertemos alrededor de un gramo en una pequeña cantidad de agua y lo batimos a mano, hasta que esté bien mezclado, A continuación, vertemos el resto del líquido y continuamos mezclándolo. Siendo más prosaicos, siempre podemos utilizar una cucharilla para preparar la mezcla.
Otra diferencia es que el proceso de producción y de consumo, hacen que consumamos el 100% del extracto de la planta vertido en el líquido. Lo que supone una mayor cantidad de nutrientes.
Propiedades del té matcha
En general las infusiones son sanas y agradables, aunque nutricionalmente no aporten prácticamente nutrientes. Pensemos que solo vertemos uno o dos gramos en una bebida, por tanto, su aporte es residual.
Destacan sus antioxidantes, si bien no hay que hacer mucho caso de las publicaciones que los consideran superalimentos. Los antioxidantes se incorporan ya en nuestras dietas, si consumimos regularmente frutas y verduras variadas. Y como acabamos de comentar, las cantidades que usamos son muy pequeñas.
En segundo lugar, al beberse en forma de líquido caliente, pueden resultar reconfortantes.
Tercero, nos rehidratan y son diuréticas.
Por último, tienen una fuerte presencia de proteína y en concreto del aminoácido L-teanina, que ayuda a la actividad mental y a la relajación.
En definitiva, para los amantes de probar nuevos sabores, estamos ante una bebida con una sabor característico y agradable, que se puede consumir para picotear o tras una comida.