La tila forma parte del saludable mundo de las infusiones relajantes. Un verdadero regalo de la naturaleza que forman parte de la cultura culinaria de numerosas culturas.
Los tilos son árboles originarios de las zonas templadas del hemisferio norte. Existen varias especies, distribuidas entre los bosques centroeuropeos, parte de Asia y el este de Norteamérica
Según los relatos más antiguos, las infusiones probablemente comenzaron a utilizarse en la antigua China. Cuenta la leyenda que en el siglo XIII AC, el emperador Shen-Nung, también escrito Shennong, paseaba por el jardín de palacio y se sentó a la sombra de un árbol. Allí saboreaba una taza de agua caliente cuando accidentalmente algunas hojas cayeron y el agua adquirió un tono madera y un olor aromático. El emperador lo degustó y comprobó que no sólo le gustaba el sabor, sino que la infusión, en este caso de té, le sentaba mejor que tomar simplemente agua.
Propiedades de la tila
- Relajan y facilitan el sueño. Su efecto relajante sobre el sistema nervioso ayuda a reducir el insomnio.
- Calman los síntomas del estrés. Aunque no es curativa, sus propiedades relajantes facilitan la relajación frente a situaciones de ansiedad.
- Es diurética. Un beneficio común a muchas infusiones. La tila facilita la eliminación de líquidos a través de los riñones. Por ello es un buen complemento en dietas de adelgazamiento.
- Ayuda a la salud cardiovascular. Como el espino blanco, la cola de caballo o el té verde, forma parte de las infusiones que tienden a bajar la presión arterial.
- Es antiinflamatoria. Su contenido en flavonoides, unos interesantes antioxidantes, facilita la acción antiinflamatoria en el organismo.
- Es antiespasmódica. Es decir, calma las convulsiones asociadas por ejemplo a problemas digestivos o dolores menstruales.
¿Cómo se prepara la tila?
Quienes tengan un tilo adulto en un jardín, probablemente tendrán un ejemplar grande, incluso de más de 20 metros de altura. Se utilizan de manera ornamental, ya que son bellos con un tronco recto y grueso de corteza gris y un porte elegante con su copa frondosa y redondeada de hojas verdes oscuras.
De hoja caduca, adquieren su máximo esplendor al final de la primavera, cuando florecen. Y es justo las flores se abren entre junio y julio, que hay que recogerlas para preparar el extracto para infusión. Es en ese momento cuando su principio activo relajante es más acusado. Si esperamos más tiempo, pierde su eficacia.
Existen dos niveles de calidad. Si se recogen las flores solas, son más cotizadas. Alternativamente se cosechan las flores junto a las brácteas, es decir las hojas donde nace el pequeño tallo de la flor.
El proceso de secado se realiza de acuerdo con prácticas tradicionales. Dejando los restos expuestos al sol en un entorno seco y ventilado. De este modo los restos vegetales se vuelven crujientes, listos para preparar los extractos de las infusiones.
Infusiones relajantes
Terminamos recordando que además de la tila, existen otras infusiones que favorecen la relajación, reducen los nervios y ayudan a conciliar el sueño.
- Valeriana.
- Manzanilla o camomila.
- Lavanda.
- Lúpulo.
- Melisa.
No sólo funcionan gracias a sus componentes orgánicos, también el ritual de preparar una taza bien caliente facilita la digestión y nos predispone a la relajación.