La cocina japonesa es una de las más extendidas y apreciadas a nivel internacional. El sushi es uno de sus platos más conocidos, y entre sus variedades tenemos el uramaki, uno de los clásicos de cualquier restaurante nipón.
Además de estar muy ricos, con salsas de soja o su característico sabor avinagrado, los uramaki, como otros entrantes de esta cocina, son muy atractivos visualmente. Un verdadero placer para la vista, colocados ordenadamente en hileras, con una gran variedad de colores.
Además son muy sanos, una mezcla de hidratos de carbono de arroz, proteínas del pescado y fibra, vitaminas y minerales de las algas o verduras de su relleno.
¿Qué es un uramaki?
El sushi es uno de los platos más conocidos del Japón. Su significa vinagre y shi arroz, es decir estamos ante un arroz avinagrado, que se puede presentar enrollado, pero también con otras formas. Eso sí se caracteriza siempre por su base de arroz compacto, que se adereza con salsa de soja, vinagre de arroz, azúcar y sal. Además, se combina con distintos tipos de pescados crudos (atún rojo, salmón o jurel, entre otros), verduras, algas y mariscos.
Entre sus variedades destaca el uramaki. La palabra ura en japonés se traduce como “revertido” y maki, enrollado, ya que sus principales componentes se colocan de manera inversa al sushi tradicional. Es decir, una capa externa de arroz compacto y otra interna de alga nori, de manera que esta no sea tan visible.
En los maki, en cambio, la capa más externa y que sostiene la porción, son unas algas que envuelven un relleno de arroz y otro más interno de pescado o verduras.
Similitudes entre la dieta mediterránea y la japonesa
La OMS publica anualmente datos sobre los países con mayor esperanza de vida.
Sistemáticamente Japón lidera este listado (84,3 años en 2022), y dos o tres países de la cuenca mediterránea se cuelan entre los 10 mejores, incluyendo a España (83,2 años) e Italia. Sin duda las dietas mediterránea y japonesa que siguen, al menos las generaciones más mayores, explican en parte estos datos.
Nula o poca presencia de alimentos ultraprocesados. Muchas frutas y verduras frescas, en el caso de Japón con la incorporación de algas. Desde el wakame hasta el nori, existe una gran diversidad de algas consumidas. Estas gozan de características nutricionales similares a las verduras.
Por otro lado, un reparto de nutrientes similares. Hidratos de carbono que aportan entre el 55% y el 60% de las calorías totales. Especialmente los de absorción lenta, que provienen de cereales integrales. Curiosamente el arroz es una de las fuentes en ambas dietas. En la cultura mediterránea se incorporan en este grupo las legumbres como lentejas, garbanzos o alubias, entre otros. En Japón vainas como el edamame.
Una cantidad de proteínas limitadas al 10% a 15% de las calorías totales. Poca presencia de carne frente al recurso al pescado, como fuente de proteínas de alto valor biológico.
Una cantidad moderada de grasas en la dieta mediterránea, alrededor del 30%. Este es de tipo vegetal y de ácidos grasos insaturados, principalmente de aceite de oliva. En Japón se consume un poco menos de grasas, en buena parte procedentes del pescado, que es una fuente igualmente de grasas insaturadas.
Y finalmente, en esto gana Japón, una ingesta media diaria más limitada que en occidente en general, y que el en Mediterráneo en particular. En Japón tan sólo el 4% de la población sufre obesidad, frente al 20% en Italia o el 24% en España.