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Son ya varias las generaciones que en todo el mundo han madurado y envejecido conociendo Valium. Hablamos de un fármaco con fuertes efectos relajantes, sedantes y anticonvulsionantes. El diazepam, su principio activo, fue descubierto a finales de los años 50 del pasado siglo. Comenzó a distribuirse con gran aceptación por el mundo de la psiquiatría, a partir de los 60.
Aunque es muy eficaz, produce efectos secundarios y es adictivo. La ayuda farmacológica es un recurso indispensable para casos graves de ansiedad, insomnio, convulsiones y otras patologías mentales, pero debe ser un último recurso. Conviene aprender y educarse para desarrollar una actitud positiva en la vida. Así como tener hábitos que, de manera preventiva, nos ayuden a enfrentarnos a los grandes retos traumáticos, que todas las personas sufrimos varias veces a lo largo de la vida.
Historia del diazepam
Es triste saber que hasta el siglo XVIII, se consideraba a los enfermos mentales como poseídos o embrujados por maleficios sobrenaturales. E incluso antes, algunos acababan en las hogueras por herejes y endemoniados. La comprensión de la psique humana es un hito moderno, del siglo XIX.
Los antibióticos revolucionaron el tratamiento de enfermedades infecciosas a mitad del siglo XX. Del mismo modo, los ansiolíticos, y sobre todo el diazepam, supusieron un antes y un después, en el tratamiento de las enfermedades mentales.
Leo H. Sternbach
Leo Henryk Sternbach fue un farmacéutico y químico de origen judío, y uno de los responsables del descubrimiento del diazepam. Nació en 1908 en Abbazia, en el antiguo imperio austro-húngaro, hoy parte de Croacia. Mientras estudiaba y empezó a trabajar en la industria, fue testigo de los grandes cataclismos de la época, la revolución rusa, la primera guerra mundial, el surgimiento del nazismo o la segunda guerra mundial.
Consiguió escapar a las persecuciones gracias a un trabajo en Basilea, Suiza, en la farmacéutica Hoffmann-La Roche. En 1941 se trasladó a EEUU donde montó un laboratorio y siguió investigando el efecto de las drogas en los procesos químicos biológicos.
Junto a los investigadores Lowell Randall y Earl Reeder, consiguió descubrir varios fármacos importantes. Pero sin duda, su gran aportación fue el desarrollo del Valium, que vio la luz como fármaco en 1963.
Desde entonces millones de pacientes se han visto beneficiados por su ayuda. No ha estado libre de controversia, puesto que en ciertos momentos se ha acusado a varias farmacéuticas de presionar excesivamente a los médicos para que se recetase. Sin tener en cuenta su carácter adictivo y los efectos secundarios indeseables que tiene, especialmente cuando se consume a largo plazo.
En todo caso forma parte de la cultura occidental. Se le han dedicado canciones, como los Rolling Stones, Mother’s Little Helper. Un satírico relato de como las madres anglosajonas usaban esa pequeña pastillita amarilla para sobreponerse a las frustraciones de sus vidas rutinarias. O lo han utilizado grandes escritores como Miguel Delibes y Francisco Umbral, para aliviar los duelos por la pérdida de seres queridos.
¿Cómo prevenir la ansiedad?
El funcionamiento del cerebro es de una enorme complejidad que no ha conseguido se plenamente analizada todavía. La salud mental es consecuencia de un equilibrio en el que juegan parte numerosas variables. Para empezar, existen factores genéticos que implican un mayor riesgo. Y también factores ambientales que inciden en su aparición. Sabemos, por ejemplo, que el ritmo acelerado en el trabajo, fruto de la tecnología y la falta de desconexión, explican una buena parte de la epidemia de ansiedad que sufre parte de la población.
Por otro lado, existen prácticas, ejercicios y actividades que favorecen la estabilidad mental, forman parte de numerosas corrientes filosóficas, espirituales y religiones del mundo. Y sabemos que resultan eficaces en gran parte de la población. La meditación, el mindfulness, el yoga, el tai chi, entre otros tienen un impacto positivo. También el ejercicio físico practicado con regularidad.
En Saludteca hemos desarrollado una serie de artículos en los que proponemos iniciativas para prevenir la ansiedad.
¿Qué es Valium?
Para profundizar en este fármaco, en su uso y en las precauciones a considerar, acudimos a su prospecto informativo. En concreto hablaremos de Valium 5 mg. Diazepam.
Valium forma parte de los medicamentos conocidos como benzodiazepinas. Su principio activo, el diazepam, actúa como tranquilizante y sedante. También como relajante muscular y anticonvulsivante.
En el caso de Valium 5 mg. se vende principalmente en envases de 30 comprimidos cilíndricos de color amarillo claro. Están ranurados por la mitad y se reconocen por una inscripción 5V. Los de 10 mg. se colorean en azul pálido para diferenciarse.
Se puede conservar a temperatura ambiente, pero no a más de 30 C. Como todos los medicamentos hay que ser cuidadoso en cómo los guardamos, para evitar que los niños puedan verlos y alcanzarlos.
Cada comprimido está compuesto por 5 mg de diazepam, además de una serie de excipientes: lactosa monohidrato, almidón de maíz, estearato magnésico y óxido de hierro amarillo (E-172).
Los tratamientos empiezan y terminan de manera gradual, para que el organismo se habitúe. Por supuesto es imprescindible no tomar mayor cantidad que la que el médico nos haya dicho. Y en caso de sobredosis, hay que avisar urgentemente a un sanitario.
Curiosamente no debemos tomar pomelo, ni su zumo, ya que puede incrementar la cantidad de diazepam en el organismo.
También debemos evitar bebidas y alimentos que contienen xantinas, unas sustancias presentes en el té o la cafeína, que contrarrestan el efecto del fármaco. Y las bebidas alcohólicas por la razón contraria, potencian aún más la somnolencia.
¿Para quién está indicado?
Hay varios casos para los que los médicos pueden prescribir un tratamiento:
- Pacientes con episodios intensos de “ansiedad, agitación y tensión psíquica producidos por estados psiconeuróticos y trastornos situacionales transitorios”. No se recomienda cuando estas situaciones son leves o pueden ser tratadas de modo alternativo.
- Para personas adictas que abandonan el consumo de alcohol y que sufren fuertes agitaciones, ansiedad e incluso alucinaciones con el síndrome de abstinencia.
- Para aliviar los dolores que pueden producirse por espasmos o inflamación de músculos o articulaciones, traumas, etc.
- En pacientes con parálisis cerebral, paraplejia, atetosis y síndrome de rigidez generalizada, que sufran situaciones habituales de espasmos.
- Como tratamiento complementario en algunos casos de trastornos convulsivos.
¿Y quién no debe tomarlo?
Debe ser un médico, especialmente un psiquiatra, quien valore el tipo de trastorno mental, del sueño o de otro tipo tenemos, para evaluar si hay que tratarlo con Valium o con otro tipo de medicamento. Y también lógicamente, para decidir la duración y posología del mismo.
Durante la visita médica, es importante prevenir al doctor sobre cualquier enfermedad importante que suframos o hayamos pasado recientemente. También sobre cualquier otro tratamiento farmacológico que estemos siguiendo, ya que existen contraindicaciones en el uso. También si estamos embarazadas o en periodo de lactancia, para que valore su uso.
En todo caso, no deben tomarlo:
- Los alérgicos a las benzodiazepinas o diazepam en particular. También lógicamente a cualquier de los ingredientes de los comprimidos.
- Si se padecen problemas respiratorios de manera prolongada.
- Cuando se sufre una enfermedad de hígado grave.
- Pacientes de miastenia gravis, una enfermedad neuromuscular de tipo autoinmune, que conlleva un debilitamiento y cansancio muscular
- Un caso delicado son las personas con dependencia del alcohol o de drogas. En casos extremos el médico podrá decidir si se usa y cómo.
- Otro caso particular son los niños, que cuando lo requieran, tendrán un tratamiento lo más corto y limitado posible. Nunca en bebés menores de 6 meses.
- También las personas más mayores, cuando lo precisen, tendrán tratamientos más limitados.
Efectos secundarios por el uso de Valium
Hay que prestar atención a los efectos, ya que el uso prolongado tiene efectos de los que debemos ser conscientes para evitar alargar los tratamientos, ¡de acuerdo siempre con nuestro médico!
De manera general se avisa de no alargarlo más de dos o tres meses.
- Algunas personas pasan a una sensación prolongada de cansancio, somnolencia y debilidad muscular, que dificulta las tareas del día a día. Por eso no se debe conducir ni operar con maquinaria o trabajos peligrosos mientras lo tomemos.
- También en algunos casos aparecen mareos, falta de concentración o sensación de confusión.
- Puede aparecer una desestabilidad emocional que se refleje en cambios de humor o en la percepción de problemas afectivos.
- Desarreglos digestivos, por ejemplo, estreñimiento.
- Otros efectos de tipo respiratorio, cardiaco, cutáneo, etc.
Dependencia del valium
Este es sin duda uno de los temas más importantes a considerar cuando consumimos este tipo de fármaco.
Las benzodiazepinas a la larga producen dependencia. Una adición que puede ser física pero también psicológica. Por ejemplo, si se usa frente al insomnio, puede llegar un momento en que sintamos que nos es imposible dormir sin su ayuda. Y que, por un proceso de angustia, realmente nos volvamos incapaces de conciliar el sueño.
Por eso es fundamental no alargar ni aumentar el tratamiento prescrito por el médico. Y al contrario, que observemos la evolución de nuestra salud según avanzamos y no dudemos de volver a contactar al médico para valorar si se puede disminuir o retirar.