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Existe un buen número de centros que proponen yin yoga como complemento de sus actividades. A menudo se le compara con el hatha yoga, pero vamos a ver que son diferentes. Mientras que este último procede de escuelas milenarias de la India, el yin yoga es una reinterpretación moderna del hatha yoga, que pone el acento en mantener las posturas durante unos minutos, para mejorar la flexibilidad de las articulaciones.
Forma parte de los estilos de yoga que a veces se definen como pasivos. Pero no nos parece una buena definición, más bien lo podríamos definir como lento o sostenido, ya que en realidad exige esfuerzo y concentración, como vamos a ver. Puede ser una buena opción para principiantes y personas de todas las edades.
¿Qué es el yin yoga?
El yin yoga es una práctica que ejecuta de manera sostenida, las principales asanas del Hatha yoga. Normalmente durante dos o tres minutos, y aquellos más experimentados durante cuatro o cinco minutos.
Exige una gran flexibilidad, pero también concentración tanto en la respiración como en la posición corporal.
Beneficios del yin yoga
Mejora física
A primera vista resalta un beneficio físico, que es la mejora de la flexibilidad de las articulaciones. Tan sólo después de un par de semanas de práctica notaremos la estimulación de muchos grupos musculares y de los ligamentos que los unen entre sí y con los huesos.
Los ejercicios de estiramientos que se producen permiten mejorar la movilidad, lo que puede ser bueno para todos y especialmente las personas mayores. Además, reduce el riesgo de sufrir lesiones musculares y los dolores de espalda, cuello o de tipo muscular en general.
Salud mental
Tan bueno como la mejora física es el beneficio de tipo mental. Hay que saber que el mantenimiento de una postura en silencio exige una gran calma y focalización mental. Así, acabamos por entrar en un estado de meditación profundo en el que la mente conecta con el cuerpo, generando una gran sensación de paz.
A largo plazo, si se realiza de manera regular, puede mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y mejorar la capacidad de concentración. En definitiva, bases para vivir con mayor serenidad.
Restaura la energía vital
Existe una última ventaja relacionada con la medicina tradicional china. Mientras que los dos primeros beneficios están avalados de manera científica, este último forma parte de una experiencia tradicional que no ha sido demostrada, pero que inspira a las personas con confianza en estas culturas.
Nos hacemos eco del testimonio de algunos maestros de yoga, que hablan de la estimulación del prana. Una especie de energía que fluye en el universo y que afecta al cuerpo humano. Más allá de la creencia de que el yoga ayude a recuperar esa energía a nivel personal, lo cierto es que existe una mejora de tipo emocional, que nos puede hacer sentir más llenos de energía interior.
¿Quién puede practicar yin yoga?
Por su ritmo lento, el yin yoga es una de las prácticas que mejor se adapta a todos los públicos. Pero eso no quiere decir que no exija un cierto esfuerzo físico y mental.
En primer lugar, puede ser una buena práctica para personas principiantes y que tengan una cierta dificultad en adaptarse al cambio continuo de asanas del hatha yoga.
También es adecuado para personas de cualquier edad, incluyendo los mayores, que prefieran no forzar con un ritmo alto durante sesiones que pueden durar una hora o más.
Finalmente es apto para cualquier condición física. Así que puede ser interesante para personas en baja forma, que deseen poco a poco mejorar su estado de forma.
Historia del yin yoga
En realidad, la práctica de yin yoga que se practica en los centros occidentales es bastante moderna.
Fue introducida en EEUU por Paulie Zink, todo un personaje de la contrarrevolución cultural californiana de los años 60. En aquel mundo de hippyes, Paulie fue un campeón de artes marciales que exploró el mundo del yoga y del taoísmo. Con una gran creatividad supo fusionar la corriente y asanas hindúes del hatha yoga, con las chinas del yoga taoísta.
Paul Grilley y Sarah Powers, fueros dos de los discípulos de Zink, que profundizaron y trataron de mejorar esta técnica. Rescataron toda una teoría china sobre los sistemas de energía del cuerpo, el famoso “yin” y “yang”. Se relaciona con la búsqueda del equilibrio personal a través de los meridianos (partes del cuerpo) que se estimulan con el ejercicio y la respiración. Para ellos era clave ser profundamente conscientes de las posiciones y, por tanto, mantenerlas durante algunos minutos.